Julio vive en una casa abandonada en el barrio Sajonia, de Asunción, se define como adicto al crac y como una persona que creció en la “marginalidad”.
Al ser abordado por un equipo periodístico de NPY, lamentó el abandono del Estado con las personas que están en su situación. “Yo no tuve la oportunidad que vos tuviste de trabajar y estudiar. Crecí en la marginalidad, no sé leer, ni escribir”, expresó, mientras se tapaba el rostro con una capucha.
Julio tiene nueve antecedentes penales por distintos hechos punibles, motivo por el cual cree que no le dan una oportunidad de conseguir un empleo. “Yo tengo 9 antecedentes y no puedo trabajar. Tengo hijos, pero gracias a Dios no están en adicciones”, siguió relatando.
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🗣️ "Yo no tuve la oportunidad que vos tuviste de poder estudiar y trabajar"
— NPY Oficial (@npyoficial) June 27, 2025
📌 Palabras de Julio, un hombre que reconoce que es consumidor de drogas
🗣️ "Acá pasamos frío, hambre. Yo no sé leer ni escribir"
♦️ Dijo que, junto con otras personas con las que comparte una… pic.twitter.com/uTZavXxi5r
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El hombre negó que recurra al robo, al hurto y otros hechos delictivos para conseguir el dinero que le permita acceder a sus dosis de droga. “Estamos entre familias acá, nos cuidamos; pasamos frío, hambre, pero no molestamos a nadie, inclusive cuidamos al barrio”, expresó.
Según afirmó el Ministerio de Salud Pública, el consumo de drogas no solo representa un problema de salud pública, sino también social. Por ello, una solución global a los problemas relacionados con las drogas debe ir más allá del individuo para centrarse en la familia, en la comunidad y la sociedad.
Destacó el servicio del Centro Nacional de Prevención y Tratamiento de Adicciones que atiende de forma ambulatoria y con desintoxicación programada. Ofrece un abordaje multidisciplinario integral a niños, niñas, adolescentes y adultos de ambos sexos que tengan problemas con sustancias psicoactivas legales o ilegales. En 2024, registraron 31.000 consultas de las cuales 2.800 fueron consultas nuevas.