Solo en las últimas 24 horas, las autoridades palestinas registraron al menos 18 muertes por hambruna en la Franja.
“Los números son cada vez mayores”, dijo a EFE el director de la unidad a cargo del recuento de fallecidos por la ofensiva israelí, Zaher Al Waheidi.
Ayer otro niño gazatí, Razan Abu Zaher, de cuatro años, falleció en Gaza por complicaciones derivadas de la desnutrición, denunció el Hospital Mártires de Al Aqsa de Deir al Balah (centro).
Desde hace meses, muchas familias viven en Gaza comiendo una vez al día una dieta poco nutritiva y basada mayoritariamente en los hidratos (un plato de arroz, pan), sin alimentos frescos ante las restricciones que sigue imponiendo Israel para la entrada de ayuda.
Los pocos alimentos que quedan en los mercados de la franja se han encarecido drásticamente lo que hace imposible para la mayoría de los gazatíes poder comprarlos.
Y los que intentan conseguir algo de comida en los polémicos complejos militarizados gestionados por la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF, por sus siglas en inglés) con el apoyo de Estados Unidos, temen morir por disparos del Ejército mientras esperan en las largas colas, tal y como ha venido ocurriendo desde su puesta en marcha a finales de mayo. EFE