Natalia Maidana, de 24 años, y Pablo Silguero, de 27, querían compartir con sus pequeños hijos –la última, una recién nacida– el evento más importante de sus vidas. Hace diez años viven juntos y no habían tenido oportunidad de dar el sí, quiero ante el altar de Dios.
A instancias de la madre de Natalia, quien por muchos años fue coordinadora de la parroquia de su comunidad, se anotaron junto a otras 50 parejas para sellar su vínculo amoroso en un casamiento comunitario que tuvo lugar ayer, en la Parroquia Virgen del Rosario de Isla Pucú, Cordillera.
Pero ellos son de la compañía Itá Ybate –sitio de una heroica batalla en la Guerra contra la Triple Alianza–, y como todo el día anterior a la boda había llovido, el camino quedó anegado por el fango. En esas condiciones, iba a ser complicada la travesía sobre el camino lodoso. Por lo que dejaron a la recién nacida con su abuela.
“Estamos muy felices y agradecidos con la fundación por darnos esta oportunidad, porque un casamiento tiene muchos costos, todo es caro y con la fundación nos salió todo gratis”, expresó Natalia, quien junto a su marido trabajan como encargados de una granja en su pueblo. Allí crían a sus tres hijos, dos varones de siete y cuatro años, respectivamente, y la beba de cuatro meses.
Entre el medio centenar de emocionadas parejas –ayer– resaltó la historia también de Porfiria Coronel, de 57 años, y Gregorio Espínola, de 54, quienes hace tres décadas comparten el mismo techo.
Si bien hace 27 años –según cuenta Gregorio– se habían casado por civil, recibir el sacramento del matrimonio era una cuenta pendiente que tenían. “Hace años que nos faltaba esto. La verdad que no se podía porque tenemos muchos gastos, pero pensábamos alguna vez casarnos por iglesia”, comparte el novio.
Él se dedica a la construcción de obras en Isla Pucú. Ella es ama de casa. Tienen cuatro hijos, todos ya son grandes. Ayer, quienes pudieron los acompañaron a la misa que estuvo seguida de un brindis, facilitado por la organización del evento. “Estoy feliz y le agradezco a la Fundación Santa Librada por hacer de este sueño una realidad, porque como toda mujer queremos casarnos”, exteriorizó Porfiria. Suscribió que por “la dificultad económica, no podíamos casarnos” y que no dudaron en dar este paso trascendental una vez que se enteraron por intermedio del cura párroco Horacio Ortega.
“La verdad que nos sentimos muy orgullosos y muy emocionados. Vamos a aprovechar de que se nos dio la oportunidad de dar el sí”, añadió Gregorio.
Porfiria envió un mensaje a los jóvenes: “No duden en casarse, no esperen tanto tiempo”, dijo emocionada por llegar toda de blanco al altar.