Wilson Ferreira
CIUDAD DEL ESTE
Ciudad del Este va cerrando una semana de intenso movimiento económico en todos los frentes. Ayer de nuevo la fila de vehículos sobre la BR277, en lado brasileño, llegó hasta el viaducto que cruza la avenida JK, por momento llegó hasta la avenida Paraná, una extensión de más de un kilómetro. Las vacaciones de invierno en la frontera, no solo se revitalizó el comercio, sino que otros sectores, como la hotelería, la gastronomía y los servicios turísticos, experimentaron un auge sin precedentes.
En este contexto, los comerciantes esteños sonríen, pero también lo hacen los hoteleros, gastronómicos, taxistas, guías turísticos y operadores de paseos. La ciudad entera vibra. La Secretaría Nacional de Turismo (Senatur) reveló que la ocupación hotelera alcanzó el 95% durante la primera semana de vacaciones de julio, algo que no ocurría desde antes de la pandemia.
De los 68 establecimientos registrados oficialmente, que totalizan más de 4.400 camas, casi todos estuvieron ocupados durante esta semana. Y no solo por argentinos, sino por turistas brasileños y paraguayos que también aprovecharon los días libres para recorrer la zona.
CDE está logrando posicionarse como uno de los destinos turísticos más fuertes del invierno. Y no se trata solo de comercio, sino que hay confianza en los servicios, en la seguridad, en la hospitalidad.
La ciudad, que antes era vista como un punto de paso para hacer compras rápidas, hoy es también un lugar para quedarse. La Asociación Hotelera y Gastronómica del Alto Paraná (ASHotel) calcula que solo en estos primeros días de vacaciones se generó un movimiento económico superior a 1,3 millones de dólares. Detrás de cada compra, hay una cadena que se activa: desayunos, almuerzos, transporte, visitas guiadas, reservas en hoteles, paseos nocturnos, actividades al aire libre y consumo de productos locales.
MOVIDA. Y en el corazón de esta movida está la vuelta esperada de los compradores argentinos, quienes cruzan la frontera no solo por necesidad, sino también por la experiencia completa que hoy ofrece la capital del Alto Paraná.
El regreso masivo de visitantes del país vecino –tras años de restricciones, crisis económica y cambios fronterizos– es evidente. Desde fines de 2024, el flujo comenzó a repuntar, pero este julio marcó la consolidación del fenómeno.
Las calles del microcentro comercial rebosan de turistas que cargan bolsas, comparan precios, y se sienten, una vez más, seducidos por la variedad y el ahorro. Para los argentinos, donde la inflación acumulada supera el 39% anual, comprar en Paraguay significa un respiro teniendo en cuanto que ahorran entre 50% y 70% en productos de higiene, ropa y tecnología.
Una familia argentina que antes solo pasaba el día haciendo compras, ahora se queda dos o tres noches. Aprovecha para conocer el Salto Monday, disfrutar de una cena en la Costanera, recorrer el circuito histórico-cultural o hacer una visita educativa a la represa de Itaipú. Los taxistas aseguran que no dan abasto y los restaurantes tienen que aumentar personal para cubrir la demanda. La experiencia de Ciudad del Este se volvió completa.
ATRACTIVOS. Pero el impacto positivo no termina allí. Toda la cadena de atractivos turísticos de Foz de Yguazú, en Brasil, también se ve beneficiada por este alto volumen de visitantes que circula por la región trinacional. Hoteles, restaurantes, servicios de transporte y agencias de turismo del lado brasileño registran un importante incremento en la demanda.
Las famosas Cataratas del Yguazú, los parques temáticos, los paseos náuticos y los centros gastronómicos de Foz reciben cada vez más turistas que llegan vía Ciudad del Este o como parte de un recorrido más amplio. La articulación regional se convierte en un factor clave para potenciar la economía del turismo.