Con esas limitaciones tuvo que criar a tres hijos menores de edad en medio de duros momentos de necesidad, contó. Veinticinco años después, Miguel disfruta del trabajo, de los amigos y de la vida que Dios le da.
La gran riqueza de Miguel no es lo monetario, sino esas ganas de superación que demuestra en sus actividades normales. Como mecánico de motos se ingenió y construyó un móvil –que se adecua a su silla de ruedas– y le permite recorrer por todos lados en su ciudad, Raúl Arsenio Oviedo, Departamento de Caaguazú.
De esta manera, Miguel participa de las actividades sociales y, sobre todo, de las recreativas. Ya postrado en una silla de ruedas, tuvo que aprender oficios, como mecánica de moto y zapatería. Todo por superar las barreras de discapacidad física y desarrollar sus actividades anteriores de chofer y vendedor.
PERSONA POSITIVA. Permanentemente rodeado de amigos pasa sus días don Miguel. Y es que este posee un carisma especial que transmite positivismo y ganas de vivir. Estas cualidades fueron destacadas por Juan Barrios, técnico en electrónica que además es músico como Miguel. “Lo conozco desde hace varios años y lo admiro por sus ganas de superación permanente en todos los ámbitos de la vida”, expresó don Juan, quien no pasa un solo día para compartir al menos unos minutos.
La otra actividad que desarrolla Miguel en su casa es la de zapatero. Esta actividad últimamente se ha convertido en una buena fuente de ingreso. La compostura de calzados le ha permitido conseguir alta cantidad de clientes provenientes de diferentes lugares de la zona. Desde tempranas horas, antes de que aparezca el sol, comienza esta actividad laboral, cuyo impulsor fue un médico del distrito, según el relato del hombre admirado, respetado y querido en Raúl Arsenio Oviedo.
La fortaleza espiritual de Miguel Villalba se siente en cada diálogo con familiares, amigos y clientes. “No entregarse a las dificultades de la vida”, fue el principal mensaje de este hombre, quien agradece a Dios la posibilidad de trabajar en su propia casa para salvar el día a día. “Soy un bendecido, no me falta trabajo y además tengo salud”, valoró nuestro entrevistado destacando su agradecimiento a la vida por haberle dado tanto.