El acto inaugural al que asistieron el intendente municipal Roque Godoy, autoridades educativas, líderes comunitarios y numerosos invitados especiales, fue un testimonio del compromiso colectivo por mantener viva la identidad cultural Mbyá Guaraní.
El OPY es más que un simple edificio, es el centro espiritual donde la comunidad se reúne para celebrar ceremonias religiosas, marcar los ciclos de la vida y tomar decisiones que afectan a todos sus miembros. Este espacio sagrado es esencial para la vida comunitaria, ya que en él se refuerzan los lazos sociales y se transmiten los valores y las enseñanzas de generación en generación.
PROYECTO. La construcción de este templo es el resultado de un proyecto educativo liderado por estudiantes del tercer año de la Sede Tutorial EMA de la Escuela Básica N° 6812 de Puerto Flores, quienes contaron con el respaldo de la Municipalidad para llevar adelante esta iniciativa.
Cristhian Venegas, uno de los jóvenes responsables del proyecto, expresó con orgullo el impacto que este logro tiene para su comunidad. “Estoy muy contento, porque vamos a mantener nuestra costumbre, nuestra tradición. Necesitábamos nuestro templo para rendirle culto a Ñande Ru Guasu (Dios)”, señaló, destacando la importancia de contar con un espacio donde puedan continuar con sus prácticas espirituales y culturales.
Este proyecto es un ejemplo de cómo la educación puede ser un motor de cambio y de preservación cultural. A través de su participación en la construcción del OPY, los jóvenes de la comunidad no solo han contribuido a la creación de un espacio físico, sino que también han fortalecido su conexión con sus raíces culturales y su sentido de pertenencia. Este tipo de iniciativas son fundamentales para asegurar que las tradiciones indígenas no se pierdan en el tiempo, sino que continúen evolucionando y adaptándose a los desafíos contemporáneos.
La inauguración del Templo Sagrado Mbya Guaraní en Puerto Flores es un símbolo de la resistencia y la vitalidad de los pueblos indígenas en Paraguay.
Los participantes del acto de inauguración coincidieron en señalar que este espacio, constituye un recordatorio de que, aunque los tiempos cambien, las raíces culturales de los pueblos originarios son profundas y resilientes, capaces de adaptarse y florecer en medio de las adversidades.