Bajo el cielo estrellado y en un ambiente cargado de recogimiento, se proyectaron las películas El gran milagro y La Pasión de Cristo, dos obras conmovedoras que invitaron a la reflexión espiritual en una fecha tan significativa.
Desde tempranas horas, familias comenzaron a llegar con sillas plegables y ganas de compartir.
Los asistentes crearon así un clima de cercanía que hacía del espacio público algo más que una simple plaza: Un verdadero punto de encuentro.
La pantalla gigante se alzó frente a la mirada expectante de los presentes. A medida que caía la noche, el silencio respetuoso dio paso a las emociones compartidas.
Lágrimas discretas, abrazos espontáneos y miradas de complicidad fueron parte del paisaje mientras se desarrollaban las intensas escenas de ambas películas.
Este evento, impulsado por la institución municipal a través de la Secretaría de Turismo, fue mucho más que una función de cine. Fue un momento de comunión, una pausa en la rutina para recordar el valor de la fe, la familia y la comunidad.
Desde la organización, agradecieron profundamente a cada uno de los asistentes por formar parte de este maravilloso momento.
El cine al aire libre se transformó anoche en un templo de emociones, donde lo importante no fue solo lo que se proyectó en pantalla, sino lo que se vivió en cada corazón presente.