El empresario Luis Augusto Montanaro Bedoya emitió un comunicado en el cual “negó categóricamente” las acusaciones en su contra sobre contenido íntimo y afirma que “son infundadas”.
“No fui responsable de la viralización de dicho material, ni participé, en extorsión alguna relacionada con ello. A lo largo de mi vida he cooperado plenamente con las autoridades y mis antecedentes penales son impecables. Confío en que demostraré mi inocencia en el proceso judicial”, expresa parte del comunicado.
Aclaró que no filmó a múltiples personas, incluyendo periodistas, empresarios y políticos, “como se ha sugerido”. Afirma que tampoco existe una lista al respecto.
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El empresario explicó que el Club The Royal Duck fue un proyecto en fase inicial que nunca se concretó y rechazó que tampoco “promovió actividades ilegales de ningún tipo”.
“Entiendo que es posible que este emprendimiento haya incomodado a ciertas personas”, agregó.
Lamentó que su situación “haya sido distorsionada en el ámbito mediático, creando una narrativa que incluye acusaciones infundadas de prostitución, extorsión, múltiples víctimas, supuestos involucramientos de menores de edad y otras conductas inapropiadas”.
Dijo que comprende a la opinión pública, aunque “no a quienes se prestaron a viralizar las falsedades, sin antes comprobarlas”.
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Por otra parte, menciona que le entristece, la falta de empatía de una parte de la sociedad que, según él, ha “mal interpretado y explotado sus aspectos íntimos y las prácticas privadas entre adultos”, distorsionando su “verdadero carácter y valores”.
Manifestó que estos no deberían usarse para juzgar su integridad ni afectar la percepción de su persona como “alguien respetable y de principios”.
Teme que evidencias hayan sido manipuladas
Criticó a la Fiscalía y la acusó de actuar con “sesgo y mala gestión de las supuestas evidencias”. Afirma que cooperó con las autoridades entregando sus dispositivos y contraseñas sin la presencia de sus abogados, la cual supuestamente le fue negada durante todo el procedimiento.
“Tengo la duda razonable de que ha habido manipulacón de las mismas. Imputarme sin tener el supuesto video ni prueba de que yo lo haya viralizado, así como utilizar la prisión preventiva, la medida más drástica de garantía procesal, son aberraciones jurídicas nunca antes vistas”, agregó.
El empresario afirmó que teme que las evidencias hayan sido manipuladas o desaparezcan. Señaló una posible influencia indebida en el proceso judicial, vinculando a la denunciante con una alta funcionaria de la Fiscalía, lo que, según él, compromete la imparcialidad del proceso.
“Manifiesto temor por mi vida y la de mi familia, debido al odio y otras circunstancias generadas por esta situación, y por el lugar donde me encuentro recluido”, señaló.
Situación con Montanaro fue tergiversada, dice
Aclaró que su relación con el ex ministro de la dictadura stronista Sabino Augusto Montanaro, “es lejana y ha sido tergiversada”.
“Nunca lo conocí, nunca me beneficié, ni heredé nada de él. Lo único que tenemos en común es mi segundo nombre, que coincide con el primer nombre de mi bisabuelo materno, “Augusto” y mi apellido paterno “Montanaro”, simple coincidencia”, expresó.
Habría vendido videos sexuales en distintas plataformas, dice Fiscalía
La jueza de garantías Alicia Pedrozo rechazó la revisión de medidas cautelares solicitada por la defensa del imputado Luis Augusto Montanaro. Sus abogados solicitaron el arresto domiciliario, pero la magistrada ratificó la prisión preventiva.
De acuerdo a los primeros datos que surgieron de la investigación, el empresario había realizado tomas fotográficas y videos sexuales sin el consentimiento ni conocimiento de la víctima. Montanaro vendió los materiales en diferentes plataformas.
El hombre fue detenido la semana pasada en su vivienda ubicada sobre Molas López, en Asunción, en el marco del operativo Duck Sex Games. La fiscala Ruth Benítez lo imputó por supuesta lesión del derecho a la comunicación y la imagen.
Se presume que Montanaro Bedoya, manejaba una red donde se compartían imágenes pornográficas y se concretaban intercambios de parejas, entre otros servicios.
Su imagen de empresario exitoso era utilizada como anzuelo para captar a las víctimas.