12 may. 2025

Casado: Posteros claman por ayuda, tras meses sin ingresos por la crecida

El trabajo de los posteros es clave para la economía casadeña, pero la fuerza imparable de las aguas paralizó sus labores. Como no son damnificados por la inundación, afirman sentirse ninguneados por las autoridades.

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Paralizados. Contra toda su voluntad, se quedaron sin sustento y como mendigos esperan la ayuda del Gobierno.

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La persistente crecida de las aguas en el Chaco ha sumido en una profunda crisis a los trabajadores posteros de Puerto Casado, quienes llevan más de tres meses sin poder realizar sus labores. Sin caminos transitables ni condiciones para acceder al monte, donde normalmente desarrollan sus actividades, se encuentran en situación de extrema vulnerabilidad, con familias numerosas que dependen exclusivamente de su trabajo diario.

La magnitud de las inundaciones ha paralizado por completo sus tareas productivas, dejándolos sin sustento, sin ingresos y con las reservas familiares completamente agotadas. La desesperación por la falta de asistencia llevó incluso al párroco local a alzar la voz públicamente, mediante una carta enviada a ÚH, solicitando una intervención urgente por parte del Estado.

El trabajo de los posteros es clave para la economía local, pero la fuerza imparable de las aguas ha hecho imposible continuar con sus faenas. La situación se agrava con cada semana de inactividad, y los afectados denuncian sentirse invisibilizados y abandonados por las autoridades.

“No se puede ingresar al monte, no se puede sacar producción. Estamos en la incertidumbre total sobre el futuro”, expresó el cura salesiano Martín Rodríguez, quien visitó a las familias damnificadas y relató las precarias condiciones en las que viven decenas de ellas. Muchas tienen hijos pequeños, adultos mayores o personas con enfermedades, y enfrentan necesidades urgentes de alimentación, salud, servicios básicos y educación.

Aunque la asociación de posteros –que agrupa a más de 300 socios y sus familias– recibió hace más de un mes kits de víveres por parte de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), y de la empresa Atenil SA, pero claro está no son suficientes.

La necesidad es grande y continúa en aumento. Los trabajadores golpean las puertas de la Gobernación y la Municipalidad pidiendo por lo menos empleos temporales (changas) que les permitan generar ingresos para cubrir servicios básicos como luz, agua o medicamentos, y para saldar deudas con despensas que, a pesar de la situación, siguen otorgándoles crédito.

SOS AL ESTADO. La nota enviada por el párroco es clara: Se necesita una asistencia integral y urgente por parte del Estado para mitigar los efectos de esta emergencia. Se estima que solo entre los posteros organizados, hay más de 900 familias afectadas, sin contar a otros trabajadores de la zona que enfrentan condiciones similares.

La situación que atraviesan no es aislada. Es el reflejo de la vulnerabilidad estructural de muchas comunidades del Chaco, y evidencia la necesidad de respuestas estatales ágiles, efectivas y coordinadas. La falta de infraestructura resiliente, sumada a la imprevisibilidad climática, ha dejado a cientos de familias sin opciones.

El Chaco paraguayo se encuentra actualmente en situación de emergencia, tras registrar más de 700 milímetros de lluvia acumulada entre abril y principios de mayo.

Las intensas precipitaciones provocaron la inundación de montes, el corte de caminos y el aislamiento de numerosas comunidades.

El agua de lluvia fluye hacia el río Paraguay, dejando a su paso zonas anegadas, desempleo masivo y escasez de alimentos.

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Sin nada. Las persistentes lluvias terminaron con las fuentes de trabajo.

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