Los fieles y efectivos de la Policía Nacional coparon este domingo la Basílica Menor de Caacupé para escuchar la misa dominical presidida por el padre Víctor Luis Cabañas, director del primer canal católico Ñandejára Ñe’ẽ.
Durante su homilía hizo énfasis en la importancia de llevar una vida humilde y sobre el verdadero camino cristiano.
“No debemos ser soberbios ni creer que vamos a cambiar al mundo y hacer lo que queremos con las personas, como robar o hacer licitaciones a favor de mi bolsillo o engañar a la gente para conseguir votos”, reprochó y criticó a aquellos que quitan al otro lo que le pertenece.
En ese sentido, se preguntó “por qué esperamos que otro país venga a decirnos que nosotros somos significativamente corruptos”.
“¿Por qué nosotros esperamos que otro país venga a decirnos que nosotros somos significativamente corruptos? ¿Nosotros no tenemos ojos, no vemos alrededor de quiénes estamos?”, se cuestionó
El vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, y el asesor jurídico de Yacyretá, Juan Carlos Duarte, recientemente fueron declarados como significativamente corruptos por Estados Unidos.
Generalmente las autoridades norteamericanas analizan la naturaleza de los actos corruptos, incluido cualquier impacto potencial en los intereses nacionales de los EEUU.
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El corrupto es como el “kupi’i”
“Ser corrupto es ser como el kupi’i (termita), que trabaja despacio y en silencio, ni se siente, pero por dentro ya te carcomió todo. Eso es ser corrupto”, afirmó e indicó que el que verdaderamente trabaja por su pueblo es el que se preocupa por el bienestar para todos.
“Heta oî la figureti. Cómo vamos a tener pobres entre nosotros en un país tan rico, en un país donde hay tantos jóvenes. Queremos seguir colgados de los políticos, del amiguismo”, expresó.
El religioso también instó a construir una nación con personas que vivan según los principios de Dios y que comprendan la realidad del pueblo y de su gente.
“Ñande apytépe ndaipóri itavya, oñembotavya la heta oî (entre nosotros no hay locos, pero sí muchos tontos)”, prosiguió y aseveró que la palabra de Dios es la única que nos puede cambiar y transformar.
Al respecto, el padre manifestó que el país mejorará “cuando tengamos el arma de la educación, de la honestidad, de la vida cristiana y de la oración sincera”.