Según datos expuestos en el último informe de calificación de riesgo disponible, a fines de agosto del 2024, el saldo de deuda en bonos era de G. 830 mil millones y deudas bancarias por G. 295 mil millones. Además, se exponen deudas con proveedores y otros pasivos no especificados por otros G. 1,4 billones.
A efectos comparativos, a diciembre del 2017 la deuda financiera de la Municipalidad era de G. 148 mil millones en bonos y de G. 60 mil millones en deudas bancarias. Por lo tanto, la deuda financiera se multiplicó por 5, a una tasa de interés promedio del 16% anual (el doble de la tasa de los Bonos del Tesoro).
En consecuencia, el monto del servicio de la deuda se multiplicó por más de 10 y saltó a alrededor de G. 182 mil millones en el 2023. Este aumento en el pago de intereses era imposible de ser absorbido con la estructura de ingresos y gastos rígidos que tiene la Municipalidad de Asunción, resultado de décadas de malas administraciones.
Según los datos expuestos por la entidad calificadora, desde el año 2022 los ingresos totales de la Municipalidad no alcanzaban a cubrir la suma de los gastos corrientes y el pago de intereses de la deuda.
Esto significa que se estaban utilizando los recursos obtenidos de la emisión de bonos para pagar los intereses y otros gastos corrientes hasta que llega a colapsar financieramente en los primeros meses del 2025.
Una administración absolutamente irresponsable de las finanzas municipales que tendrá consecuencias duraderas en la prestación de servicios a los asuncenos.
Si bien los bonos vencen recién entre los años 2028 y 2033, esto no es tan relevante porque ni siquiera hay condiciones de cumplir con los intereses actuales y se requiere una reestructuración completa de la deuda, en condiciones de plazos y tasas que sean compatibles con la capacidad real de pago de la Municipalidad en los próximos años y décadas.
Al mismo tiempo, para tener capacidad de pago de la deuda ya reestructurada y, además, generar recursos para inversiones mínimas que mantengan en funcionamiento los servicios básicos de la Municipalidad, será necesaria una reestructuración operativa profunda que elimine los gastos superfluos, reasigne recursos y mejore la recaudación de los impuestos y tasas a los cuales estamos obligados los ciudadanos asuncenos.
Todo esto solamente podría hacerlo un gobierno municipal con la convicción, la credibilidad y el apoyo ciudadano que requiere un ajuste de tal magnitud y profundidad.
Una lección tan difícil de aprender, a pesar de su recurrencia, es que la deuda no es una solución mágica para nada. Un ritmo de endeudamiento desenfrenado siempre termina en catástrofe, cuya solución finalmente conlleva altos costos.
Una administración austera, prudente y eficiente de los recursos, incluido un endeudamiento responsable, sí produce resultados perdurables, aunque sean más lentos en generarse.
Otra lección es que reglas estrictas que impongan disciplina y restrinjan la discrecionalidad de los administradores, son fundamentales para reducir las chances de una mala administración.
En este caso, el concepto de la Cuenta Única le permitió utilizar recursos de endeudamiento para pagar gastos corrientes, lo cual es una barbaridad, y es algo que espero no esté ocurriendo con el uso de la Cuenta Única del Tesoro Nacional.
Finalmente, la solución a este colapso financiero de Asunción debe comprometer solo los recursos de la Municipalidad, sin recursos ni garantías de ningún tipo por parte del Gobierno Central, algo necesario para que los acreedores consideren adecuadamente los riesgos involucrados en sus decisiones de inversión, lo que también genera disciplina y decisiones más racionales.
Esto es importante, considerando que hay más de 260 municipios en la República y todos tienen autonomía financiera.