“El Supremo Tribunal Federal de Brasil ha decidido que las condenas a prisión solo son ejecutables una vez que hayan quedado firmes. Es lo mismo que venimos reclamando en Argentina desde hace años”, dijo Alberto Fernández en su cuenta de Twitter.
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El electo mandatario argentino reclamó varias veces la libertad del ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y lo visitó en la cárcel en julio pasado.
"¡Valió la pena la demanda de tantos!”, comentó quien asumirá la presidencia en Argentina el próximo 10 de diciembre.
La Corte Suprema de Brasil decidió el jueves que la prisión de una persona condenada solamente en segunda instancia es inconstitucional, lo que puede derivar en la liberación de miles de presos sin condena firme, entre ellos, Lula da Silva, quien comenzó a cumplir en abril de 2018 una pena de ocho años y 10 meses por corrupción tras ser condenado en segunda instancia.
Lula, el caso más célebre de los cerca de 5.000 presos brasileños que serían beneficiados, está acusado de recibir a manera de soborno un apartamento de la constructora OAS a cambio de beneficios para la adjudicación de contratos con la petrolera Petrobras.
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A partir de esta decisión, una pena de prisión sólo podrá ejecutarse cuando acabe todo el proceso de apelaciones, que en el caso de Lula aún tiene pendiente de resolución un recurso presentado ante la propia Corte Suprema.
La defensa de Lula siempre alegó que su encarcelamiento tuvo como fin principal impedir su candidatura para las elecciones de 2018, en las que finalmente ganó el ultraderechista Jair Bolsonaro, líder de la ultraderecha y mayor antagonista del antiguo sindicalista.