El primer artículo después del fraude electoral lo titulé “Al día siguiente”. Ayer se cerró el círculo del fraude con el juramento presidencial. Y aumento el título del artículo “Al día siguiente y por cinco años”.
Dos maneras había de enfocarlo. Una es quedarnos reflexionando sobre la basura que tenemos. Una basura demasiado grande. Comparada en los político a la de Cateura. Y comenzar y seguir barriéndola por cinco años.
Pero por salud mental, por mis convicciones cristianas y por amor a mi pueblo empobrecido, he elegido una segunda opción que además me parece más eficaz.
Para esta opción, lo primero es comenzar desde abajo, luchando frente al Gobierno para que este acelere políticas públicas para crear trabajo entre todos.
Hay como dos Paraguay y esto ha de acabar. Uno tiene un millón de personas y es el Paraguay enriquecido. Y en él existe un grupo pequeño de personas que por su dinero y su poder impone a todos lo que les conviene. Son los “amos”. Su símbolo es una recta que se levanta hacia arriba sin detenerse.
El otro grupo es muy amplio y variado. Su símbolo es una cuesta hacia abajo. Más pendiente cada vez, hasta terminar en una línea recta. Los empobrecidos cada día crecen más.
Ha llegado la hora, repito, de disminuir esta diferencia con trabajo para todos.
Pero este necesita inversiones y Paraguay las tiene asegurada con el 50% de su energía eléctrica en Itaipú y Yacyretá que venda a terceros a precio de mercado internacional.
Ayer se completó el gobierno y sus tres poderes del fraude. Nuestra exigencia primera es una política pública para que haya trabajo y recuperar la plata de nuestra energía eléctrica para que este se multiplique entre todos, especialmente entre los de abajo.
Y a esto añado el impuesto a la exportación de la soja. Otro día seguimos. Tenemos para insistir cinco años.