Por Elías Cabral |Curuguaty
Los estudiantes amenazaron con no presentarse al acto de graduación debido a la obligatoriedad de comprar de un solo lugar las togas, cuyo costo estaba fijado en G. 1.000.000, monto que los jóvenes no estaban en condiciones de pagar.
La cuestionada fundación Arandurã, que está a cargo del decano de la Facultad de Veterinaria, Aristides Britos Cano, quedó a cargo de la confección de unos 70 trajes. Los precios bajaron a G. 350.000 luego de la presión ejercida por los afectados.
Britos es, además, quien administra todos los ingresos de la Unican.
La sospecha de posibles sobrefacturaciones se hicieron eco en todo el estudiantado, considerando que el alquiler de los trajes ceremoniales cuesta entre G.150.000 y G. 200.000 en el mercado, según averiguaron los propios alumnos.
El cuestionamiento puso en aprietos a los directivos de la universidad, quienes debieron emitir un comunicado de urgencia por la premura del tiempo, de manera a liberar la compra y/o alquileres de trajes para el acto de graduación del 21 de diciembre próximo. De lo contrario, el evento estaba en peligro de suspenderse.