23 abr. 2024

Un pacto de corto alcance y fuerte impacto

Por Estela Ruiz Díaz @Estelaruizdiaz

La elección de la mesa directiva de ambas Cámaras suele generar bastante ruido y levantar mucho polvo, pero con el correr de los días, desaparece y vuelve la normalidad. Es el resultado de las mayorías coyunturales y por tanto de los estados políticos emocionales del momento.

En la era Cartes, la Cámara de Diputados siempre estuvo bajo su control, y cuando Hugo Velázquez se pasó al bando contrario, sencillamente lo cambió y colocó allí a su fiel escudero Pedro Alliana.

En el Senado también ocurrió lo mismo en los dos primeros años. Julio Velázquez, cuando era cartista, y el segundo año Blas Llano, que le dio gobernabilidad. El periodo 2015/2016 fue el año más duro para Cartes con la presidencia de Mario Abdo Benítez, entonces apoyado por la Multibancada opositora con Fernando Lugo a la cabeza. Ese pacto siguió el periodo siguiente con Roberto Acevedo (PLRA), pero el último año del periodo recuperó aliento con el pacto con Lugo y Llano. La alianza posenmienda continúa viva y los hechos posteriores demostrarán hasta dónde llega esta relación carnal.

QUÉ BUSCA CARTES. El presidente quiere gobernabilidad en su último año y por ello puso bajo su control el Congreso. Con Alliana, Diputados no hará tumultos y en Senado, el Frente Guasu y Llano prometen gobernabilidad. ¿En qué consiste?: “Que le dejen gobernar en paz”, expresó una fuente cartista, como el murmullo de un juicio político y que el Senado normalice su funcionamiento. Pero, sin duda, el triunfo político fue arrancar al anticartismo un poder del Estado.

¿Y LUGO? El Frente Guasu hizo una jugada de alto riesgo que lo acerca demasiado a Cartes, pero lejos de las críticas de simpatizantes de izquierda, el luguismo saca cuentas positivas. En primer lugar, quedarse con la presidencia de un poder del Estado, lo que le dará visibilidad en tiempos de campaña electoral.

Un error clave de la disidencia fue no acordar con el FG. “No podemos hoy renunciar a que un colorado presida”, les dijo un senador cercano a Mario Abdo. La izquierda prefería un acuerdo con la oposición, pero esperó vanamente hasta el miércoles al mediodía.

Este pacto refleja que en la oposición (no colorada) se aleja cada vez más la posibilidad de alianza porque este era el momento perfecto para acercar posiciones con miras a un acuerdo electoral para el 2018. El FG decidió jugar solo, porque con el fin de la enmienda solo les queda pelear bancas en el Congreso con Lugo a la cabeza una candidatura presidencial simbólica.

Por su parte, el polémico Blas Llano, considerado un traidor y simple empleado de Cartes según el efrainismo, se reposiciona como factor de poder que inclina la balanza y recupera aliento para las internas de su partido.

VAYAMOS AL GRANO. Lugo aceptó el acuerdo a cambio del apoyo cartista al impuesto a la exportación de granos (soja, maíz, trigo) y otros proyectos polémicos. El sector sojero ya anunció su rechazo y un tractorazo está en agenda. Este fin de semana, Hacienda estudiará la propuesta y buscará el menor daño colateral posible. Aunque los empresarios son conscientes de que Cartes es impredecible, tienen esperanzas porque una propuesta similar rechazó en el 2013 por ser “altamente distorsivo y regresivo”.

Ningún gobierno pudo concretar el polémico impuesto y de aprobarse será un triunfo para Lugo con alto costo para Cartes. El jueves está previsto el tratamiento. Hay una promesa del bloque cartista de apoyar en Senado, pero la jugada estaría en Diputados, donde se rechazaría el proyecto. Al fin de cuentas, el pacto fue en la Cámara Alta, dirían como Poncio Pilatos.

PACTOS DE FONDO. El acuerdo político que incluyó cambios en el Consejo de la Magistratura (que elige ternas la Fiscalía y el Poder Judicial) y el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (que castiga a fiscales y jueces) quedó en manos de la alianza cartollanista. La elección del fiscal general es el punto más caliente y con esta configuración, Cartes allana el camino para su elegido.

DEL TRIUNFALISMO AL FRACASO. Cartes copó los titulares con su pacto, donde impuso su acuerdo en ambas Cámaras, pero la presentación de los datos sobre la pobreza fue un baldón de agua fría porque apunta al corazón de su gobierno, y el de su candidato, Santiago Peña. La pobreza creció, así de simple, más allá de los eufemismos técnicos. Ahora, el ex ministro debe reconfigurar su discurso en dos puntos claves: pobreza e impuesto a la soja.

De este pacto, Cartes y Lugo salen ganando, el primero en su agenda electoral y de copamiento institucional, y el otro posicionándose como presidente del Congreso y único defensor de los pobres intentando gravar al sector económico más poderoso del país, se apruebe o no el proyecto. La confrontación directa con los sojeros es el mejor escenario para el Frente Guasu, que necesita levantar cabeza tras el fracaso de la enmienda.

De cara a las internas y la guerra final del 2018, las batallas se juegan minuto a minuto y las alianzas tejidas hoy pueden deshacerse mañana. Son tiempos de victorias de corto plazo y alto impacto.

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