Parecía un domingo normal, todo se mostraba en medio de la calma y el día invitaba a pasarlo en familia. Ese 1 de agosto del 2004 Juan fue a la iglesia con su esposa, al retirarse decidió ir al supermercado con para comprar lo que faltaba para el almuerzo. Además, quería utilizar la cabina telefónica.
Así lo hizo. Poco antes de las 11.00 llamó a su hermano para contarle que le aprobaron uno de sus ingeniosos proyectos. Estaba contento... hasta que la llamada se cortó y fue la última vez que escucharon su voz.
Juan fue al supermercado Ycuá Bolaños, el sitio en donde luego de hablar con el intendente de ese momento, Enrique Riera, propuso la aplicación de un sistema de prevención de incendios. Se lo dijo al mismo Víctor Paiva, dueño del comercio, quien le respondió: “Es demasiado caro tu proyecto”.
A manos de Riera también llegó este plan. Sin embargo, quien ahora trabaja como ministro de Educación en ese momento ninguneó la idea del ingeniero y le volteó la cara, sin imaginar que tres meses después ocurriría una tragedia que dejaría 400 muertos, entre hombres, mujeres y niños.
El dolor aún se siente igual, como si el tiempo no pasara. Lourdes Brizuela conversó con nuestra redacción y compartió parte de la historia de su padre. A su criterio, las autoridades de ese momento, entre ellos Enrique Riera, son los legítimos culpables de la muerte de centenares de personas.
“El tiempo pasa, pero el dolor se siente con la misma intensidad. Por momentos es imposible creer que ya pasaron 13 años. El dolor sigue intacto. Es imposible olvidar lo que pasó o dejar de sentir rabia. Sigo temblando al recordar aquel fatídico día”.
El dolor sigue curtiendo la piel de muchos y las cabezas del Estado no recuerdan lo sucedido ni como ejemplo. El mismo ministro de Educación actual fue quien mandó al archivo el proyecto de prevención de incendios presentado por Juan, según contó su hija.
“Presentó un plano de prevención al intendente Riera, después le llevó a Víctor Paiva. Se fue al supermercado para presentarle el proyecto y explicarle cómo funcionaría. Recibió como respuesta que su propuesta era muy costosa. El supermercado no contaba con ningún modo de prevención”.
Este padre de familia era ingeniero civil, trabajaba en el Ministerio de Agricultura y Ganadería desde que era estudiante universitario. Murió en el Ycuá Bolaños a los 51 años, tres meses después de haber intentado que el sitio pueda estar preparado para un caso de siniestro.
SALIÓ DEL SUPERMERCADO, PERO VOLVIÓ A INGRESAR
Al darse cuenta del fuego, logró salir del foco de incendio. Pero su corazón no le permitió ir a su casa viendo a tanta gente dentro del edificio. Testigos lo vieron salir del incendio para minutos después entrar y ayudar a los bomberos a salvar a más personas.
ES IMPOSIBLE DEJAR DE SENTIR EL MISMO DOLOR
La pasaron mal. Juan era padre de siete niños que aún estaban estudiando en la escuela y el colegio. Su esposa se quedó a cargo de todo después de su muerte, con un sueldo bajo y mucha responsabilidad.
“Pasamos mal porque somos siete hermanos. Éramos chicos y nadie trabajaba. Mi mamá entró en depresión y mi hermanita pasó muy malos momentos. Uno de mis hermanos fue quien reconoció el cuerpo de mi papá y hasta ahora no olvida lo terrible de ingresar al Tropiclub”, recordó.
El hermano de Lourdes quedó en shock luego de ver los centenares de cadáveres hasta que encontró entre ellos el de su padre.
“Si bien ganamos la demanda porque lo hicimos en lo penal, es algo que nunca se puede superar. El dolor siempre va a estar intacto. Todo parece reciente, no parece que pasaron 13 años. No puedo dejar de temblar al recordar la historia”.
A las 10.30 de este martes la Secretaría Nacional de Cultura entregará el edificio, cuyo dueño es el Ministerio de Hacienda, tras una expropiación, a la empresa Barrail hermanos, quien fue adjudicada para construir en el sitio un memorial y centro cultural.
Se invertirán G. 14.720.000.000 para cambiarle el rostro al ex supermercado.
Empleados y clientes, en algunos casos familias enteras fallecieron en el siniestro ocurrido hace 13 años. Fueron condenados por el caso Juan Pío Paiva, su hijo Víctor Paiva, así como el guardia Daniel Areco y Humberto Casaccia, uno de los directivos del supermercado.