Por Saira Baruja
“El mundo necesita ser más paraguayo”, expresó el artista local y agregó que Paraguay es un país con muchos valores que el mundo precisa.
“Nunca compuse para nuestro país, siempre compuse para mí y siguiéndole a mis grandes ídolos”, lo que estimó pudo haber sido el error que lo alejó un poco de la realidad de su tierra, pero el camino ahora es retomar sus raíces.
“Estaba divorciado de mi país, y eso se nota en mi música tratando de mirar para afuera, pero me di cuenta de que tengo que mirar más para adentro, porque acá hay riqueza musical y hay que aprender a valorar lo nuestro, pero la cultura misma”, expresó.
Rodrigo lanzó recientemente su nuevo disco, Viajar, con el que pretender llevar al público a un camino de análisis y profundidad hacia el interior de uno mismo y de la realidad.
El disco anterior fue Constelación, y ya está en proyecto un tercer álbum, que planifica parirlo en nueve meses.
Además de su proyecto artístico, quiere viajar y seguir aprendiendo, pulirse al máximo y ser, en un futuro, un embajador de la cultura paraguaya, como él mismo refirió. “Añadir valor a mi país desde lo que nací para hacer”.
Pero Rorro tiene una misión, ayudar a las personas carentes, pero no de lo material, sino a las que andan por la vida pobres de sentido, de eso que te lleva a soñar y a luchar por las metas.
“Suena muy loco, pero el sueño puesto en palabras tiene el poder de transformar el mundo, y es a través de la música (...). Cada vez que un corazón es tocado por una canción, se transforma”, se explayó.
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Ruíz Díaz no trabaja solo. Aunque su carrera sea de solista, valora profundamente el aporte de los integrantes de su banda: Bruno Méndez, Robert Miuler y Abraham Ávalos.
“Podría hacer esto, tocando la guitarra solo, pero mi música pide el acompañamiento de una banda así, y estoy feliz de contar con ellos porque son muy talentosos y empoderan mi música, aportan mucho y se crea una fusión interesante”, aseguró.
Sus inicios
Más allá de una carrera profesional de idas y vueltas, lo que el cantautor recuerda como base fundamental de sus inicios y de ese importante momento en que entendió que lo que quería hacer en la vida es arte y música, fue la semilla que su padre plantó en él y que fue germinando.
“Mi papá me acostaba en su panza, me ponía sus auriculares ochentosos y me hacía escuchar Los Beattles, Eric Clapton”, recordó, pareciendo que viajaba a otra dimensión, mientras seguía la entrevista.
Otro hito importante fue cuando apareció en su vida la guitarra, su fiel compañera desde los 15 años. Sus primeras clases las tuvo con el profesor Aldo Meza, de quien le quedan más que gratos recuerdos.
“Pienso que la música es un medio, un vehículo de ideas, de sueños, de ideales, y fui desarrollando como un sentido de propósito”.
Así, abrazado a su guitarra, componiendo y siempre soñando, Rorro planea seguir trabajando, cantando, viajando y entregando en cada canción un bálsamo para quien lo necesite.
“La música no tiene tiempo, no tiene fronteras, sí tiene raíces”, culminó.