El dúo argentino Miranda! volvió a conquistar por tercera vez Paraguay con un concierto que fue mucho más que un repaso de hits. Fue una celebración kitsch, teatral y profundamente pop, donde la purpurina, las plumas y los múltiples cambios de vestuario se entrelazaron con un repertorio que activó tanto la euforia como la nostalgia de varias generaciones.
El espectáculo comenzó puntualmente a las 22:10, luego de la apertura del dúo paraguayo Sandía, que presentó una propuesta sicodélica y fresca, aplaudida por el público y destacada por Miranda! en el escenario. El gesto no fue menor, pues el dúo argentino tiene la capacidad de absorber y resaltar lo local, lo que refuerza la conexión con su audiencia fuera de Argentina. En escena estuvieron cinco bailarinas y cuatro músicos.
Dos horas sin descanso
Con una puesta de más de dos horas, Ale Sergi y Juliana Gattas desplegaron su magnetismo característico. No faltaron los múltiples cambios de vestuario –siempre cargados de brillos, colores y guiños teatrales– que hacen de cada show de Miranda! una especie de cabaret pop en gran formato. Entre luces vibrantes y un coro de cientos de voces, el dúo repasó una seguidilla de himnos: Perfecta, Prisionero, Mentía, 743, Yo te diré, Lo que siento por ti, Enamorada , Extraño, Hace rato, Casualidad, Puro talento, El profesor, Yo te diré, Me gustas tanto, Traición, Ya lo sabía y Ritmo & decepción, esta última fue la encargada de abrir el espectáculo.
La lista de temas tuvo además momentos inesperados y celebrados: Siempre que lo beso (con Kenia Os) sonó con la misma intensidad que en plataformas digitales, y los covers de Por ese hombre (Pimpinela) y Mejor que tú (Lali) confirmaron el espíritu lúdico de la banda, capaz de apropiarse de otros repertorios y hacerlos brillar dentro de su universo.
Lo interesante de este regreso fue cómo el show funcionó en dos planos, por un lado, como una fiesta pop irresistible, en la que el público no dejó de bailar y cantar; por otro, como un viaje nostálgico a la adolescencia y juventud de muchos de los presentes.
Miranda! maneja con maestría esa dualidad: canciones que parecen simples, pero que contienen un pulso emocional profundo, capaces de hacer que en medio de la pista alguien también se conmueva con la melancolía de Uno de los dos o Triste.
La complicidad entre Sergi y Gattas es otro de los secretos de la fórmula. Entre coreografías mínimas, miradas cómplices y frases lanzadas al público, mantienen viva la teatralidad que siempre caracterizó a la banda, un rasgo que la diferencia dentro del pop latino.
Su estética kitsch, lejos de diluirse, se ha convertido en marca registrada y en puente con nuevas generaciones que descubren en Miranda! un referente que no teme al exceso ni al artificio, sino que los abraza como lenguaje propio.
En Asunción, ciudad que ya consideran parte de su familia, la relación del dúo con su público ya es de fidelidad comprobada. La entrega total de los fans, que cantaron de principio a fin, confirmó que Miranda! no solo sobrevive al paso del tiempo, sino que se reinventa en cada show. Con ritmo, purpurina y un guiño constante a la emoción, Miranda! demostró que sigue siendo uno de los nombres más vigentes y queridos de la música pop de habla hispana.
Lo más llamativo de la velada no fue solo el setlit bien cargado con más de 30 canciones, la gran mayoría de su nuevo álbum, sino la cantidad de niños que fueron acompañados de sus padres y se bailaron y cantaron todas las canciones.
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El broche de oro lo pusieron con sus grandes clásicos: Fantasmas, Enamorada, Tu misterioso alguien y el más famosos de todos Don. Luego de bajar del escenario, la fiesta Polenta continuó la velada pasada la medianoche dando la bienvenida al último domingo de agosto que llegó con un fuerte viento que no fueron impedimento para sacar los pasos prohibidos y cantar con el corazón en la mano y festejar la vida con las buenas músicas hasta la siguiente ocasión.