Es un infinitivo que indica que algo se hace parte de alguien cuando la experiencia resulta exitosa. Pasa cuando se celebran los brotes de los plantines sujetos de trasplante que dan vida nueva a un producto de mejor calidad.
Prender en política es ser parte de algo al que no se pertenecía. Pasó con varios políticos que trashumantes se movieron en espacios distintos a los que toda su vida habían abrazado como causa. A algunos les fue relativamente bien, pero a todos les han colgado el san Benito de no ser parte de la cofradía y por lo tanto tuvieron que recurrir a los personajes del cómic para resolver un duro entuerto con la realidad.
Peña está viviendo el proceso más difícil de su sorprendente afiliación para salvar el cargo primero y luego, contra todo pronóstico, ser el candidato de Cartes después de fracasada la enmienda. Las tiene todo en contra. No lo quieren los de adentro y menos los de afuera e intenta ganarse el aprecio, pero pareciera no conseguirlo ni con la ayuda de Batman, el Capitán América y la Mujer Maravilla.
Algún personaje como el Hombre Invisible está impidiendo que crezca el afecto en un partido salvajemente conservador, donde valen el poncho, el naco, la polca y el caballo. Injerto difícil de prender en el corazón paleolítico si además no se habla guaraní.
Ante la posibilidad del rechazo, se buscan nuevas opciones. El ubicuo y siempre dispuesto Lubetic afirmó que hay tiempo para ir de nuevo por la enmienda, desatando un vendaval de interpretaciones en una política carente de ideas y por sobre todo de entusiasmo.
La táctica pareció funcionar incluso llevando a la gente de Frente Guasu, más descolocada que Adán en el Día de la Madre, a provocar a Cartes para que lo intente de nuevo, buscando beneficiar a Lugo, que no consigue cuórum para hacer sesionar el Senado.
De nuevo, una campaña sin ideas, sin emociones y sin entusiasmo, solo se agita con elucubraciones calenturientas como revivir la enmienda. Sería un suicidio llevarla adelante, en especial luego de las consecuencias de muerte, presos, exiliados y llamas.
Solo un necio puede impulsarla de nuevo, aunque muchos estarían dispuestos a apoyarla toda vez que sumen billetes a guardar en la casa para los tiempos duros que podrían venir, aunque solo finalmente beneficie el ladrón de turno.
Lo que debe prender en el Paraguay es el sentido de servicio de la política, de la responsabilidad con los mandantes, con las oportunidades desperdiciadas... con el patriotismo ausente y reclamado hace mucho tiempo.
Tiene que germinar una nueva patria, con gente joven que tenga carácter, honestidad y hombría. No puede crecer en esta tierra yerma de políticos íntegros, personalidades que deshonran el concepto del servicio que es la expresión más alta del amor.
Mientras esto no acontezca, no prenderán las candidaturas y habría que buscar algún pretexto para alejarlo de la carrera, como ocurrió con un animador que se dio cuenta que nunca germinaría su candidatura y se fue.
Hay tiempo aún. No para la enmienda constitucional e ilegal, sino para enmendar las elecciones equivocadas.