El mundo de la cultura llora la muerte de la artista, quien no dudó en enfrentarse a las autoridades soviéticas y ayudó a popularizar el ballet, considerado un patrimonio nacional ruso.
“Falleció a causa de una grave crisis cardiaca. Los doctores lo intentaron todo, pero no pudieron hacer nada”, dijo Urin citado por la agencia de prensa rusa TASS, precisando que había sido informado por el marido de la bailarina, el célebre compositor ruso Rodión Shchedrín.
La bailarina, apodada La reina del aire, logró uno de sus primeros éxitos con la representación, en 1947, de El lago de los cisnes. Gracias a su versatilidad, pudo interpretar personajes tan diversos como la Zarina enloquecida de La fuente de Bajchisarai, la perversa Kitri de Don Quijote, Carmen o Ana Karenina.
Plisetskaya fue galardonada en 2005, junto con la también bailarina española Tamara Rojo, con el premio Príncipe de Asturias de las Artes, por ser consideradas las “más brillantes bailarinas de la historia”. El jurado entendió que Plisetskaya había “convertido la danza en una forma de poesía en movimiento, al conjugar la exquisita calidad técnica con la sensibilidad artística y humana”. AFP y EFE