19 abr. 2024

Las huellas de un astrónomo e inventor pionero en Itapúa

VIDEO - Seguidor apasionado de Copérnico y Galileo, el belga Robert Camilo Godefroid llegó al Paraguay en 1952 y se estableció en Capitán Miranda. Instaló un pequeño observatorio astronómico y construyó su propio telescopio, donde la gente formaba cola para ver el Cometa Halley. Ensambló equipos de radio y ayudó a hacer funcionar varias emisoras, como Radio Encarnación y Radio Teleco. Sus inventos se guardan en el museo privado de La Estrella.

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El gran telescopio que Robert construyó artesanalmente aún se mantiene operativo.

Por Andrés Colmán Gutiérrez - @andrescolman

La rústica casita de madera, pintada de color blanco, es visible a un costado de la ruta 6, dentro del predio del Supermercado Las Estrellas, en la ciudad de Capitán Miranda, Itapúa.

¿Será acaso una casita de muñecas?, se preguntan quienes pasan por el lugar.

Pocos saben que el pequeño y pintoresco edificio es en realidad un antiguo observatorio astronómico, el primero construido en la región de Itapúa en los años 50 del siglo pasado, donde se guarda todavía un enorme telescopio fabricado artesanalmente por un apasionado seguidor de Copérnico y Galileo, el inmigrante belga Robert Camilo Godefroid.

“Mi abuelo fue un científico aficionado y un genio inventor que llegó al Paraguay con su familia en 1952, con el grupo de primeros inmigrantes belgas que se establecieron en Capitán Miranda. Cuando eso todo esto era monte, se llegaba por picadas de tierra roja, no había casi nada alrededor, pero instaló aquí un laboratorio de electrónica para comunicarse con el mundo”, relata Patrick Godefroid, nieto de Robert, mientras nos conduce al interior de lo que fue la primera casa familiar, actualmente convertida en un museo privado.

Patrick Godefroid muestra el pequeño observatorio astronómico que construyó su abuelo.

Patrick Godefroid muestra el pequeño observatorio astronómico que construyó su abuelo.

La antigua vivienda de madera, la primera que el abuelo Robert construyó, se mantiene intacta, con todos los muebles y objetos, y sobre todo con el taller y laboratorio, que se parece al taller del doctor Enmett Brown, el excéntrico científico de la serie de películas Volver al futuro.

“Hemos querido conservar la casa de mi abuelo tal como la dejó, con todo su valioso equipo científico y técnico, porque sabemos del gran valor histórico y cultural que posee, además del valor afectivo para nosotros. Esperamos que alguna vez esto sea un museo de verdad, abierto al público. Por ahora es solo un espacio privado, que solemos abrir a los amigos que quieren conocer”, destaca Patrick.

Hace poco más de un año, una delegación de científicos llegó desde Bélgica y quiso visitar la casa de Robert. Cuando entraron, uno de ellos exclamó: "¡Pero esto es Bélgica en los años 50 o 60! ¡Es como entrar en el túnel del tiempo!”.

El inventor belga Robert Camilo Godefroid y su primer telescopio, en Capitán Miranda.

El inventor belga Robert Camilo Godefroid y su primer telescopio, en Capitán Miranda.


El aporte de un pionero

Los primeros inmigrantes belgas vinieron al Paraguay al término de la Segunda Guerra Mundial, huyendo de la persecución por sus ideas políticas, destaca el sociólogo e historiador itapuense Roberto Zub en su libro Historia del distrito de Capitán Miranda, publicado en 2007.

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Zub, quien acompaña a Última Hora durante la visita al antiguo taller y observatorio de Robert Godefroid, relata que el inmigrante belga fue un verdadero genio y adelantado para su época.

“A partir de las lecturas de astrónomos como Nicolás Copérnico, Galileo Galilei y otros, Godefroid fue convirtiéndose en un hábil científico e inventor empírico, que llegó a montar su propio transmisor y antenas para la comunicación con diversos países. Su genio lo llevó a construir su propio telescopio de forma casera y montó radares para rastrear las señales de los satélites en sus órbitas”, afirma.

En muchos campos de la ciencia, Robert se adelantó a los ciudadanos de su época, destaca Zub. “Él trajo la primera televisión a la región y fue el primero en poseer y en haber construido un telescopio para la observación de los astros en Paraguay. Por muchos años fue el único en tener un observatorio astronómico, por donde desfilaron estudiantes, estudiosos y al que llegaban científicos del mundo para intercambiar experiencias”.

El primer telescopio que construyó el inmigrante, en su casa de Capitán Miranda.

El primer telescopio que construyó el inmigrante, en su casa de Capitán Miranda.

Su nieto Patrick nos muestra el primer telescopio, la sala de radiofonía, las radios, el taller y todos los instrumentos dejados por su abuelo, que permanecen intactos y bien resguardados por sus herederos. En su diario personal están consignadas las notas de sus comunicaciones, observaciones, frecuencias de radio y una infinidad de datos científicos anotados en idioma flamenco a lo largo de casi 30 años.

En la casita de madera, de dos pisos, está montado el enorme telescopio construido por Robert. Está sobre un eje, en el altillo, para que no sea afectado por las vibraciones. El techo de la casa se desliza sobre un riel y el telescopio queda a cielo abierto.

“En esa época no había luz eléctrica y podía verse el cielo cubierto de estrellas. Un momento de gran emoción lo vivimos cuando pasó el Cometa Halley y aquí tuvimos que soportar filas de más de cien personas para observar el fenómeno”, relata Patrick.

Parte de los equipos construidos por el inventor belga, que se guardan en el museo doméstico.

Parte de los equipos construidos por el inventor belga, que se guardan en el museo doméstico.

Robert fue ingeniero y técnico y tenía a su cargo varias emisoras de radio en Paraguay, entre ellas la ZP 5, Radio Encamación. Fue nombrado Caballero de la Corona Real por el Rey Balduino, condecorado con la medalla del Rey Alberto I y miembro del Comité Técnico de Bélgica, destaca Roberto Zub.

“Sin duda este inmigrante belga dejó un legado y marcó un hito en la astronomía y la radiofonía itapuense y nacional”, destaca el investigador.

Como un detalle llamativo, el supermercado que ahora mantiene la familia se llama Las Estrellas, en memoria del abuelo enamorado de los astros celestes, que falleció en 1981.

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