18 may. 2024

La Última Cena, el mago y el hombre moderno

Gustavo A. Olmedo B. – golmedo@uhora.com.py

Dicen que era un simpático y atractivo mago de un viejo circo de pueblo, vaya uno a saber de qué localidad de nuestro inmenso y verde interior. Las arrugas que tenía quedaban opacadas por una mirada que parecía brillante y esa sonrisa atrapante que envolvía su rostro; nadie podía dejar de mirarlo, atraía por su porte, humor, palabras, y, claro, el llamativo sombrero negro de copa. Su nombre era Fulgencio me contaba mi padre en una de esas siestas de regreso a casa, y aunque nunca llegamos al final de la historia, quedó en mi memoria el deseo del inquieto mago de recordar siempre su última cena, la que sería, afirmaba con entusiasmo, “la más alegre, serena y verdadera”.

En realidad, me explicaba mi querido padre, que este anciano artista hablaba del momento de su partida y también de los instantes en que uno se sincera en medio de las vicisitudes; aquel instante que nos encontrará –o dejará– despojados de todo, solo con aquello esencial, con lo que somos sin máscaras ni disfraces; con lo que hicimos, lo que pensamos y amamos, con lo que construimos y destruimos; con los sacrificios realizados, con el camino trazado; desnudos con nuestra alma, miserias y virtudes, flaquezas y alegría, y por tanto más libres y sinceros que nunca.

“Ojalá nunca te olvides de la Última Cena”, murmuraba a menudo don Fulgencio ante algún comisario prepotente o acaudalado ganadero del pueblo, tratando de llamar a la cordura.

Y me vino a la memoria este extravagante personaje y su reclamo, ante los acontecimientos cada vez más frecuentes de violencia familiar, abusos sexuales de menores, pedido de la legalización del asesinato de niños en el vientre materno, como forma de “salvar” a adolescentes embarazadas; la proliferación de niños y jóvenes –la mayoría de ellos indígenas– que deambulan destruidos por el crac, ante la mirada impune y cómplice de policías, jueces y fiscales, así como frente el bochorno de políticos que buscan el “blindaje” en vez de la honorabilidad.

El hombre moderno, el ciudadano de nuestros días, se ha olvidado de muchas cosas. Envueltos por el prestigio o éxito del momento, sumergidos en la pesada lucha por la supervivencia cotidiana o la siempre justificable preocupación por el dinero de cada día, que nunca es suficiente; hemos dejado de lado nuestra preparación para este encuentro dramático y gozoso con lo esencial, con nosotros mismos.

El hombre moderno prefiere el camino cómodo y rápido. Ocurre con lo más banal hasta con aquello más grave. Desde preferir tirar la basura a la calle para no “perder tiempo” buscando un bote de desechos, hasta pasar junto a un mendigo sin mirarlo, “para no meterse en problemas”, o bien, proponer el aborto en vez de invertir con seriedad en la educación y concienciación de padres y jóvenes, en el fortalecimiento de políticas de ayuda a las familias y protección de embarazadas, así como acceso a los servicios básicos de agua potable y salud pública para todos los hogares, entre otros. El hombre de nuestros días opta por el camino fácil que no siempre es el más verdadero y humano.

En este Jueves Santo, quizás valga la pena plantearnos cómo sería nuestro actuar despojándonos por un instante de nuestros bienes, de esa buena o mala fama que tenemos, del efímero poder político o de los pasajeros altos cargos, así como del prestigio logrado o perdido. Al final de cuentas todos nos encontramos ante el desafío de llegar a esta gustosa cena con un deseo ardiente de vivir y ayudar a la vida, con la paz de aquellos que no han tenido miedo de mirar de frente los reclamos del corazón; gente que saliendo de la comodidad buscaron una respuesta personal, y, entre debilidades y errores, intentaron el abrazo en positivo de la realidad que les ha tocado vivir. Buena Semana Santa.

Más contenido de esta sección
A poco más de dos semanas del inicio de las clases en las instituciones educativas oficiales, nos encontramos frente a un desolador y conocido panorama: el abandono de las escuelas públicas. En un rápido recorrido de UH por algunos establecimientos se comprueban pisos hundidos, techos con goteras, letrinas en vez de baños, sin acceso a energía eléctrica o agua potable. Ese es precisamente el estado de la educación pública en el Paraguay, un país desigual que les niega las mínimas oportunidades a sus niños y jóvenes.
Nos encontramos en medio de una nueva epidemia, esta vez es el dengue y la peor noticia, además del costo de vidas que está teniendo es el hecho de que se trata del mismo vector: el Aedes aegypti. Muy pronto la población y las autoridades olvidaron el impacto que tuvo dicho mosquito con la anterior epidemia, aquella vez de chikungunya, que dejó no solamente un tendal de fallecidos, sino además personas que sufrieron largas secuelas de la enfermedad. Resulta inaceptable a estas alturas que un mosquito siga causando crisis en nuestra salud.
No sé el motivo por el cual Hernán Rivas es tan importante para Honor Colorado. El hombre pasea su insolencia por los tres poderes del Estado con total impunidad y, pese a las evidencias de su impostura, sigue disfrutando de una inalterable protección política
A pesar de que ya se había advertido, desde el año pasado, que el verano podría llegar con una epidemia conjunta de dengue y covid-19, poco se ha hecho para evitar las terribles consecuencias de una nueva crisis en el sistema de salud. Las predicciones se están cumpliendo, atendiendo a los datos de Salud Pública; por semana se están contando los casos de Covid-19 y dengue con un aumento del 30%. Mientras, los servicios ya están comenzando a colapsar, mostrando preocupantes imágenes de pacientes en las urgencias aguardando ser atendidos.
El pasado miércoles Nenecho Rodríguez tomó la decisión más aplaudida desde que es intendente de Asunción: Suspendió sine die la vigencia del estacionamiento tarifado de la empresa Parxin.
Hasta hace unos días, creía que el término “nepo baby” era un neologismo creado localmente a raíz del actual escándalo de nuestro Parlamento. Wikipedia me informa que ya fue tendencia en TikTok en 2022, pues fue la palabra con la que los usuarios señalaban a los que se volvían famosos simplemente por ser hijos de artistas famosos.