25 abr. 2024

La revista que dejó en Orsai a la publicidad

Orsai

Tapa del Número 2 de Orsai.

Un escritor se cansó de las grandes editoriales y los derechos de autor. Renunció a su trabajo en el diario El País, de España, y La Nación, de Argentina, donde tenía una columna, y decidió fundar su propio medio de comunicación con su esposa y su amigo de infancia: la revista Orsai. Con una particularidad: no tiene publicidad.

Fue una iniciativa de Hernán Casciari, escritor y bloguero argentino que “se pudrió” de los medios y las grandes empresas. Entonces tuvo la idea de que el lector financie la revista, con contenidos completamente distintos a los que la agenda mundial nos tiene acostumbrados. Van por el tercer año y tienen más de 6.000 suscriptores. El primer número de la revista vendió 10.080 ejemplares.

El nombre de su blog es homónimo de la revista. Ahí escribió Weblog de una mujer gorda, que más tarde sería impreso en papel bajo el título Más respeto, soy tu madre.

Casciari aceptó una entrevista para el Correo Semanal, a través de Gtalk, un viernes de noche --sábado de madrugada en España, donde reside--, tras “amenazar” que al día siguiente, la hora pautada para la entrevista no podía durar más de 60 minutos, porque jugaba el Barcelona. Es una de las particularidades que tiene Orsai: la conexión con sus lectores.

Anteriormente aseguró, en unas declaraciones difundidas por la agencia Télam, que conoce a cada uno de los suscriptores, esparcidos por todos los continentes.

El mail para poder realizar la charla lo contestó él personalmente, a los pocos días de haberse enviado la propuesta. La entrevista la hizo de madrugada, duró hasta las 5.00 AM en su huso horario, para que haya una idea de cómo se manejan.

“La verdad que fue una locura, porque básicamente era pedirles a los lectores 600.000 euros para financiar la revista”, explicó. Como se menciona más arriba, se pudrió de trabajar para grandes editoriales y lanzó la idea a su blog, y, para su sorpresa, sus seguidores se prendieron.

Pero no solo se trató de salir de la empresa, también tenía ganas de hacer un proyecto con su amigo de infancia Christian Basilis, alias El Chiri. Casciari expresó que desde que ambos se hicieron escritores, deseaban trabajar juntos, y eventualmente se les dio.

Empezaron ellos, se unió la esposa de Hernán en la parte administrativa, más otros amigos, y fue el comienzo de un viaje que ojalá siga por mucho tiempo más. Manifestó que el objetivo de la revista era eso: trabajar juntos todo el tiempo, como cuando eran niños.

“Trabajar con El Chiri es fácil, es divertido, y nunca te das cuenta de que estás trabajando”, contó Casciari. Pero hay más gente involucrada en el trabajo, y aseguró que son personas que se conocen desde hace años y saben que no se van a embaucar entre ellos mismos.

El contenido de la revista es literario, pero no se queda ahí. Se puede encontrar desde un cuento corto, pasando por capítulos de una novela exclusiva para Orsai, hasta análisis políticos por personas menos pensadas, o entrevistas. Quizás la diversidad de temas hizo que la fórmula tenga éxito.

O también el hecho de que, para Casciari, los lectores “se cansaron” de leer las publicaciones de los medios, de información manipulada y/o tergiversada.

Tienen una entrada, donde él y El Chiri hacen una pequeña introducción sobre cómo surgió el texto o alguna anécdota sobre eso. Viene el texto principal y luego la sobremesa, donde sacan algunas conclusiones, que a veces hacen de conexión con la siguiente entrada.

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Casciari logró una revista que no necesita de la publicidad para dormir.

De autores y el derecho de autor

Por Orsai pasaron varios escritores, algunos permanentes, otros colaboradores, así como desconocidos y también famosos. Según Casciari, para el primer número pocos creyeron ciegamente en el proyecto. “Hay dos momentos, uno antes del primer número y otro después de que haya salido”, indicó. Pasó que después de la primera publicación, ya los autores mismos se comunicaron, personalmente, para ofrecerse. Cuando antes de la primera, tanto Casciari como El Chiri no podían pasar de los agentes de los escritores.

Con respecto a los derechos de autor, con Orsai es “de manera muy simple”. Lo único que piden al escritor es que el texto que saldrá publicado en la revista “no exista en internet y no exista impreso en papel”, pero luego ya pueden hacer “lo que se les ocurra”, de acuerdo con Casciari.

Contó que, generalmente, las revistas tradicionales piden un texto, reclaman exclusividad. Él pasó por eso. Tuvo que firmar contrato por un año de exclusividad. “Nosotros no queremos ser exclusivos para siempre, solo queremos regalar ese mes algo que no hayas leído”, agregó.

El escritor sabe que ese texto será bien remunerado y luego de unos días ya puede usarlo donde quiera. Todo lo que hacen es de ellos “y de la gente, porque hay un pdf, gratis, en la web”. No pretenden atar a nadie a nada. “No queremos quedarnos con nada, no queremos que el otro se sienta atado”, manifestó.

La publicidad

Casciari señaló que recibieron propuestas para publicitar en la revista, pero consideró que fueron de gente que “no conocía el sistema Orsai”. Para el director de la revista, se vio que había una revista que vendía bien y, sin “indagar bien”, pensaron que “era una revista más”. “Enviaron mails que jamás contestamos”, aseguró Casciari.

La revista vive sin publicidad y es financiada por los lectores. Eso hace que el contenido sea más interesante. Para Casciari, “desde el momento en que se consigue no necesitar la publicidad, tenés la libertad absoluta de hacer lo que quieras”. Habló con el director de Etiqueta Negra, de Perú, Julio Villanueva Chang, y de El Malpensante, de Colombia, Mario Jurich, quienes le manifestaron que lo envidiaban porque 50% del tiempo lo pensaban en publicidad.

Tienen que estar preocupados por quién les paga y quién no. “El 50% del momento creativo lo tienen que usar en eso”, resaltó Hernán Casciari.

Esto invita a pensar en que se puede lograr un medio, en papel u online, sin necesidad de tener publicidad. Significa una independencia, anhelada por muchos periodistas sobre todo, que en la mayoría de los medios escritos no hay.

El director de la revista Orsai sostuvo que “cuando deja de ser un negocio, todo es más divertido”.

En internet

En parte, este presente de la revista se debe a internet. Llega a los cinco continentes del planeta, aunque en África solo a dos países. La web le permitió a Casciari comunicarse con el usuario, los lectores. Se constituyó en una “herramienta única”, al decir de Casciari, para que se pueda llevar adelante, aunque sea un “pequeño proyecto”.

“Antes siempre se necesitaba un intermediario”, alegó. Explicó que antes había “tres parlantes, que generalmente formaban un triángulo: el que te daba miedo, que era el Ejército; el que te daba trabajo, que era el Gobierno; y el que te daba esperanza, que era la Iglesia; pero abajo nadie hablaba”, aseveró.

Desde el momento en que existe una herramienta que les permite recomendarse cosas entre ellos, “los parlantes dejan de ser escuchados”. Para Casciari, ahora ya no hace falta que los de arriba te digan qué escuchar, y por eso “los de la industria están enojados, cada vez se les escucha menos”.

Señaló que, de esta forma, la gente se puede juntar y armar proyectos con los cuales “satisfagan sus gustos culturales”.

Orsai invita a pensar en un medio sin necesidad de contar con publicidad. Obviamente, el contenido debe ser muy bueno, tirando a excelente, para que valga la pena pagar un precio relativamente alto. Y no necesariamente debe ser de consumo masivo. Hernán Casciari se puede dar el gusto de afirmar que tiene a “los mejores escritores e ilustradores del mundo”.