Los políticos de verdad son aquellos que reconocen las aspiraciones y necesidades de la gente, y hacen política en relación a ellas porque de su éxito o fracaso depende su permanencia y vigencia. La opinión mayoritaria de la gente es la que determina la acción y ella se convierte en mensaje y en legado. Son lo que hacen o dejan de hacer. Dejan cosas cuando resuelven los problemas de la gente y premian o castigan las acciones que van en contra del interés colectivo. Eso genera la ilusión y realidad de que la política es la búsqueda y la acción de bien común.
Esta introducción viene a cuento del regalo de 15 millones de dólares decretado por el gobierno a los peores empresarios de este país: los transportistas, para “comprar con nuestro dinero unidades más modernas y que de paso cedamos al chantaje de los paros anunciados”. Han vuelto a ganar y le han torcido el brazo al gobierno de Cartes, que jamás explicó la razón de por qué el dinero de todos tiene que ser regalado a manos llenas en la misma semana que hospitales y escuelas se lamentan con paros y huelgas la falta de recursos. Ha sido el peor momento para una acción de este tipo y el mecanismo más eficiente para destrozar la ilusión colectiva de construir una democracia fuerte, justa y competitiva. De paso han destrozado el trabajo de la facultad de ingeniería que recomendó un número distinto a la de los camioneros para el precio del pasaje. La UNA que vendía con esto un servicio basado en el uso de sus conocimientos ha recibido un golpe en el cogote diciéndoles que “sus estudios no son serios ni válidos”. Otro mensaje demoledor de paso en esta lucha absolutamente guiada por la irracionalidad y por el insulto a la lógica y legalidad.
Si temían tanto el paro chantajista de los camioneros hubieran contratado al equipo jurídico del peor gobierno de la transición, el de González Macchi, que un par de acciones de judiciales ante la Fiscalía terminó acabando con la medida de fuerza y poniendo en cintura a los transportistas. ¿Si Lucho fue capaz por qué este gobierno no hizo lo mismo?
Tenemos desde hace casi un año parado y pagando intereses el crédito de 120 millones de dólares del BIB para el metrobús, y tímidamente se ha dado comienzo al proyecto de tren de cercanías para resolver un problema cuya complejidad no pasa solo por la renovación de las unidades del transporte público pero con plata de los empresarios que socializan sus pérdidas con nosotros y capitalizan sus ganancias solo para ellos. De paso, no cumplen horarios, ni respetan itinerarios por decir lo mínimo. Han vuelto a ganar los malos y además ayudados por el gobierno con el dinero nuestro. Este es el peor de los mensajes que puede enviar un gobierno en las condiciones actuales. Será un puñal clavado en el corazón de una sociedad adormecida e indolente que, sin embargo, sabemos, acumula odios para reaccionar con fuerza ante un pequeño incidente como lo demostró Brasil el año pasado.
El Gobierno está jugando con fuego. Cuando lo vuelvan a amenazar con unidades nuevas de que quieren un pasaje más caro, querría ver como convencen a los donantes (la sociedad), que regalaron vía el gobierno 15 millones de dólares a los peores empresarios del país. Esto es peligroso porque se está matando la ilusión colectiva y en ese territorio cualquier cosa es posible y legítima.