“Dejé mi casa hace dos meses, estoy en la casa de mi hija, pero vengo las veces que puedo a mirar mi casa y el lugar”, expresó doña Pabla Chaparro, quien a pesar de su edad, sigue con la esperanza que el agua del río Tebicuary baje pronto y pueda volver rápido a su hogar.
Ella como varios de sus vecinos dejaron sus casas para refugiarse en zonas altas o en casa de algún familiar. Los afectados indicaron que la situación cada vez es más desesperante por la falta de fuente de trabajo.
Desde que el agua afectó las zonas bajas, los oleros quedaron sin fuente de trabajo por falta de materia prima, y los albañiles que por la inestabilidad del tiempo llevan semanas sin trabajar.
Ayer, la Comuna entregó 70 kits de víveres proveídos por la Gobernación de Misiones a varias familias de Manga Itá, que son un paliativo para los damnificados de esa zona. (M.R.)