Lula era la única candidatura previsible para esos comicios, pero la sentencia a nueve años y medio de prisión recibida en primera instancia esta semana complica sus posibilidades.
El futuro de Lula, que ha manifestado con contundencia su deseo de postularse, depende ahora de un tribunal de segunda instancia en la ciudad de Porto Alegre.
“Corremos el riesgo de tener una elección muy complicada, lo que sería perjudicial para el país”, asegura a Efe la profesora de derecho electoral Silvana Batini, de la Fundación Getulio Vargas.
Si Lula es absuelto conservará sus derechos políticos y podrá ser candidato, de lo contrario sería inhabilitado por las leyes, aunque aún podría pedir una cautelar en el Tribunal Superior de Justicia.
Los plazos cobran así importancia sumaria, pues si se confirma la condena después de que Lula registre oficialmente su candidatura por el Partido de los Trabajadores (PT) podría participar en los comicios. El presidente del tribunal de segunda instancia que se encargará del proceso anunció que la decisión se conocerá antes de iniciarse todo el proceso electoral.
La ausencia de Lula en las elecciones de 2018 daría un vuelco radical en el panorama, pues el que fuera presidente de Brasil entre 2003 y 2010 e inspiración de la izquierda regional aparece como virtual ganador, si bien tendría que disputar una segunda vuelta.
Una buena parte de la sociedad ve a Lula como una esperanza, apunta Samuel Sabino, profesor en la Escuela de Gestión de la Universidad Anhembi Morumbi. efe