Dijo que no es un grupo estable y que sus fines son específicos. Sin embargo, aseguró que casos como estos deben combatirse antes de que se afiancen y se conviertan en organizaciones delincuenciales “peores a las que supuestamente combaten”.
El agente retirado manifestó además que es difícil que un grupo así se sostenga e instale como plantean, “porque necesita de logística, dinero y entrenamiento”. Pero considera oportuno combatirlo para evitar que el caso se vuelva incontrolable.
“Cuando aparecen los grupos así, con el tiempo pueden volverse iguales o peores delincuentes a los que supuestamente combaten”, explicó.
CASO. El pasado martes, la cuñada del ex epepista Alejandro Ramos fue secuestrada de su casa en Horqueta y golpeada por los autodenominados Justicieros de la Frontera, quienes cometieron el hecho presuntamente para obtener información acerca del expulsado del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Dejaron un escrito exigiendo a los miembros del EPP que dejen de quebrantar la paz en la zona e instalaron el mensaje acerca del alcance que tiene la organización.
El comisario dice que es un mensaje claro, que tiene un objetivo concreto. En el Norte hay extorsiones, asaltos a estancias y secuestros, y la acción de justicieros puede derivar de algún sector interesado. “No buscan la paz, la paz no se busca de esa manera. Ellos buscan resultados a sus intereses”, manifestó.
NO SON. Por su parte, el comisario Feliciano Martínez, del Departamento Antisecuestro, manifestó que los autores del secuestro de la docente no son los Justicieros Anónimos. Es más, sostiene que no hay pruebas de la existencia de la banda y que solo hay escritos que pudieron entregar grupos que se hicieron pasar por los extraños. “Cualquiera pudo hacer la nota y adjudicarse el hecho. No existen para nosotros, no tienen como sostener un grupo así”, explicó el uniformado.