17 may. 2024

Instan a tomar medidas para evitar la reducción del ganado

Ante la realidad de que existe cada vez menor cantidad de ganado disponible para la industria, el presidente de la Cámara Paraguaya de la Carne, Korni Pauls, instó a todos los sectores involucrados en la cadena de exportación de carne bovina, a tomar medidas para evitar una mayor reducción de la cantidad de ganado.

Korni Pauls

Korni Pauls

Mientras que el mundo demanda cada vez más productos paraguayos, hay problemas con el ganado, dijo Pauls.

“La mayor preocupación de la industria local es que el ganado está muy corto, y eso hace que suban los precios”, comentó.

La realidad de la falta de la materia prima puede evidenciarse con los precios del ganado, que aumentaron. Están más caros que Uruguay, inclusive, dijo el titular de la Cámara de Carne.

En comparación con los países de la región, Paraguay suele tener el precio más bajo del novillo. En estos momentos, de acuerdo al sitio especializado Valor Carne, el novillo argentino es el más caro de Mercosur (USD 3,4 por kilo/carcasa), seguido por el brasileño (USD 3,1 por kilo/carcasa).

Paraguay se mantiene en USD 3,1 por kilo/carcasa, mientras que Uruguay está último, con USD 3, de acuerdo al mismo sitio.

Faenas. Un problema del que hay que ocuparse es que se están faenando animales que todavía pueden seguir reproduciéndose.

No obstante, reclaman una mejora en la tasa de extracción ganadera.

“Tenemos que mejorar la tasa de extracción en Paraguay, que es una de las más bajas de Sudamérica”, reflexionó Pauls.

Lo ideal es impedir que la tasa de extracción afecte o debilite el hato ganadero nacional, que asciende a 14.600.000 aproximadamente, según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).

Esto significa que al extraer cierta cantidad de ganado de un hato productivo, el mismo debe mantenerse con la introducción de nuevas crías, en equilibrio con la tasa de procreo.

Pauls también dijo que la industria debe estar dispuesta a rechazar algunas ofertas de vaquillas.

Más contenido de esta sección
Demasiados episodios grotescos en una semana como para no dedicarles unas líneas.
Tras las impactantes revelaciones que se obtuvieron con la operación Dakovo, que logró exponer tan explícitamente los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas, sobrevino una situación por de más escandalosa: la implicación de altos militares en actividades criminales. Esta fue sin dudas una dolorosa comprobación del elevado nivel de infiltración del poder mafioso dentro de las instituciones del Estado paraguayo. Además de ser profundamente vergonzoso, esto implica un ataque a la democracia.
El Congreso Nacional rompió récord esta semana con el proyecto de la ley de superintendencia; los senadores tardaron 15 minutos para aprobar; los diputados 11 minutos. En una convulsionada jornada, los diputados también aprobaron ley que suaviza penas para corruptos y los senadores salvaron al cartista Hernán Rivas, acusado de tener un título falso de abogado. Y como les quedó tiempo, también mutilaron la ley de puerta giratoria. Este es el espantoso combo navideño que el Parlamento le ofrece al pueblo paraguayo.
Los impactantes resultados de la operación Dakovo lograron exponer en forma explícita los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas. En nuestro país, logró la detención de más de una decena de personas involucradas en un esquema de tráfico internacional de armas y una nota gravísima, entre los detenidos están un militar de alto rango así como ex funcionarios de la Dimabel. Es muy preocupante la manera en que la mafia y el crimen organizado están socavando nuestra soberanía y nuestra democracia.
No fabricamos armas, pero las comercializamos en cantidad industrial. No producimos cocaína, pero el país es depósito, ruta y puerto de embarque de cantidades industriales que llegan a los principales mercados del mundo.
Eduardo Nakayama abandona el PLRA. Solo y apresuradamente, dicen. Quién sabe. Explica que no ve ninguna posibilidad de que su partido pueda desprenderse de la infiltración cartista. Desde adentro ya no hay nada que hacer, sostiene.