El Aurinegro dejó escapar la posibilidad de llegar al primer tanto en la etapa inicial. Se confió en demasía. Mientras el rival trabajó bien en la contención y también produjo un par de buenas jugadas.
La actuación del árbitro argentino Mauro Vigliano perjudicó a Guaraní, porque en dos ocasiones hubo penales claros, pero el juez no se animó a cobrar: uno en el primer tiempo contra Iván González Ferreira y el otro en el segundo en perjuicio de Eduardo Filippini.
ESPERANZA. Tras un centro preciso de Filippini, el volante Marcelo Palau, con un golazo, de volea, instaló la esperanza de conseguir el pasaporte.
Sin embargo, después, el Aurinegro se descuidó y llegó el gol de José Angulo para el Independiente. Este tanto complicó toda la situación, porque obligó a Guaraní a desprotegerse. Rodrigo López nuevamente puso al Aurinegro al frente y con la fe en la clasificación. Independiente se replegó y se defendió bien ante la presión.
EL PENAL. Rodrigo López tuvo en su pies la calificación, pues en el minuto de adición erró un penal que a él mismo se le cometió. Los nervios le jugaron una mala pasada y envió el balón en las gradas. Fue un disparo muy mal ejecutado. Fue una decepción.