Después, Menchi Barriocanal y Guillermo fueron invitados al colegio Técnico Nacional a dar una charla sobre los mismos tópicos (http://bit.ly/2tXGuKM). Lo de Menchi parece que colmó la paciencia al grupo Cartes y en consecuencia el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) el 6 de julio prohibió estas charlas.
Menchi fue acusada por Horacio Cartes de incitar a la violencia. El presidente pidió públicamente que ella y su marido Óscar Acosta sean recluidos en la cárcel de Emboscada (http://bit.ly/2tYXwXp) (http://bit.ly/2sLS4Xi).
La prohibición del MEC textualmente dice “...a partir de la fecha, los pedidos para la realización de estas actividades deberán contar con un proyecto educativo, elaborado según las normas del MEC, aprobado por la supervisión de la zona y con una participación pluralista de panelistas, con responsables de las instituciones educativas como moderadores”.
La resolución atenta contra la libertad de asociación (Art. 42 de nuestra Constitución), pues afecta a los derechos de los centros de Estudiantes secundarios a organizar actividades según su mejor y libre parecer; atenta contra la libertad académica (Art.74 CN) pues impone restricciones a la libre exposición de puntos de vista con lo cual a su vez atenta contra la libertad de expresión al imponer condiciones para ejercerla; atenta contra la libertad de información (Art. 28 CN) pues ordena la exposición obligatoria de la “historia oficial”. Y atenta contra la promoción de los valores democráticos (autodeterminación de los gremios) que debe hacer el sistema educativo (Art. 73 de nuestra Constitución).
El ministro del MEC, Enrique Riera, dijo el pasado sábado 15 de julio que se rió a carcajadas de la controversia desatada por la prohibición sobre la realización de debates estudiantiles “sin contraparte” (http://bit.ly/2uxDIxp).
Además de reírse, trató de encubrir, disimular, disfrazar, la citada prohibición calificándola de “orientación pedagógica”. Encubrimiento, disimulo, disfraz, que cayó enseguida cuando el ministro se vio obligado a admitir que las charlas deberán ser “informadas con anticipación al MEC” (http://bit.ly/2uxDIxp).
Para que no queden dudas sobre que la prohibición del MEC es una acción que tiene el efecto de vedar o impedir el uso o la ejecución de las charlas, Riera debió reconocer también que “si fuera un grupo de gente a hablar de la situación jurídica de (Stiben) Patrón, entonces tendrían que ir quienes están a favor y quienes están en contra. Por qué no se le invita al fiscal a preguntarle de qué se le acusa” (http://bit.ly/2uxDIxp). Siguiendo la lógica del ministro, aparte de imponer la “historia oficial”, si el fiscal no acepta, los defensores de Stiben no podrán ir.
Riera evidenció aún más que el bonachón artilugio de la “orientación pedagógica” que usó es solamente un perverso encubrimiento, un disimulo y un disfraz, al remarcar que no se volverá a “organizar debate alguno sin el mencionado control estatal”, aunque emulando a Alfredo Stroessner, el ministro negó que tal prohibición sea una restricción a la democracia (http://bit.ly/2uxzYMp).
En la misma declaración del día 15 en que justificó la prohibición, además de disfrazarla de “orientación pedagógica”, Riera hizo cuestión de que él no es stronista, como si las palabras pudieran disculpar la acción stronista y digna de Stroessner que está implementando (http://bit.ly/2uxzYMp).