La campaña de Trump ha sido una de las más impopulares que se recuerde en México, y ha incluido desde ataques a sus migrantes y advertencias en contra de sus acuerdos comerciales hasta la repetida amenaza de bloquear al país detrás de un enorme muro fronterizo que insiste que México deberá pagar.
En ningún lugar se ha sentido con más intensidad el ambiente negativo de la contienda que en las ciudades mexicanas ubicadas junto a la frontera con Estados Unidos, que cientos de miles de personas cruzan todos los días para trabajar y actúan como un puente para un comercio anual bilateral de 500,000 millones de dólares.
Trump lanzó su campaña acusando a México de enviar violadores y narcotraficantes a través de la frontera, lo que llevó al Gobierno a acusarlo de provocar el odio y avivó preocupaciones en la frontera de que el prejuicio racial se esté volviendo más aceptable.
El magnate dice que podría desechar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan), que entró en vigor en México, Estados Unidos y Canadá en 1994 y ha amenazado con imponer aranceles de hasta un 35 por ciento a los bienes mexicanos para ayudar a la industria estadounidense.
“Estamos muy preocupados. Sabemos qué es lo que Donald Trump está buscando hacer, que es limitar las importaciones”, dijo el empresario Marcello Hinojosa.