Producción: An Morínigo
“Gracias San Expedito por los favores recibidos”, reza el pasacalles. A veces es un cartel desplegable colgado de algún alambrado. Muchas veces, el destinatario del agradecimiento es otra figura. O el Divino Niño Jesús o el Espíritu Santo, quizás los más populares entre los fieles católicos. Son muestras de la devoción de los paraguayos, que buscan, a través la intercesión de los seres divinos, la solución a sus problemas terrenales. Una tradición que nos llega desde la época colonial.
El arribo de los españoles a tierras americanas trajo consigo manifestaciones culturales y tradiciones muy arraigadas en la península ibérica. La religiosidad popular, propia de la confesión católica, pronto ganó su lugar entre los mestizos –a cuyas madres indígenas les fue impuesta la fe de los conquistadores– y propició el desarrollo del culto a los santos, que se conserva hasta nuestros días.
Favores que se pagan
Lidia Torales es propietaria de un almacén con su marido, Julio. Y como todo comerciante, su devoción se inclina por San Cayetano. Hace nueve años que abrieron la despensa y desde entonces le encomiendan la prosperidad del negocio familiar a su santo protector.
Cada 7 de agosto –día consagrado a este santo–, el matrimonio organiza una fiesta para los niños del barrio Valle Apuá, de Lambaré, con hamburguesas, panchos, gaseosas y globo loco. “Desde que abrimos, nos acompaña la suerte”, afirma Lidia y asegura que la buena fortuna se debe a la intercesión de San Cayetano.
Ese día también organiza un rezo al que acuden los niños que después disfrutarán del festejo. “Solamente este santo tengo. No soy fiel de ningún otro”, confiesa.
Doña Lidia tiene consigo, en su despensa, la imagen de su protector, a quien le prende una vela diariamente. También permite que otros fieles del santo hagan lo mismo con la imagen que posee.
El culto a San Cayetano está extendido entre las personas que se dedican al comercio o a algún negocio, principalmente, pero también entre quienes buscan trabajo o una mayor prosperidad. La devoción por este santo no es tan antigua como otras, en Paraguay, pero ya se encuentra arraigada y en franco crecimiento.
No es tan difundido como el anterior, pero sí más antiguo en cuanto a devoción en nuestro país. Se trata de San Miguel Arcángel –o simplemente San Miguel–, quien tiene también su legión de fieles, si bien en los agradecimientos públicos suele estar por debajo de otros.
Rocío Cáceres es una creyente que se encomienda a San Miguel. La razón de su devoción tiene que ver con que su esposo se llama Miguel. “Cuando nos casamos, hace 13 años, compramos una imagen de San Miguel. Nos encomendamos a él desde entonces para que proteja a mi marido en su actividad de transportista”, revela.
¿Y por qué San Miguel? “Porque es el arcángel de las causas imposibles. Le pedimos que no haya accidentes, que llegue bien a destino. Creemos que siempre nos escucha, porque nunca tuvo un asalto en ruta y ningún otro contratiempo”, agrega Rocío y confiesa que cada noche se encomiendan al santo en una oración.
Al igual que Lidia y Julio, Rocío y Miguel también organizan un festejo para cumplir con su santo, en este caso, cada 29 de setiembre, cuando cierran la calle que pasa frente a su domicilio para hacer una merienda, con juegos, globo loco y una pequeña celebración en agradecimiento.
Los milagros ocurren
Stella González es una de las muchas devotas del Divino Niño Jesús, como también se le conoce al Niño Jesús de Praga. La razón de su acercamiento se halla en los problemas que tuvo que afrontar durante su embarazo y al nacimiento prematuro de su hijo Santiago.
“Siempre fui católica, pero nunca muy practicante, hasta que empecé con los problemas de mi embarazo. Los médicos no le daban esperanzas de vida a mi bebé porque rompí bolsa a las 20 semanas. Era un aborto seguro, pero con mi marido decidimos no sacarle a mi hijo. Con mi esposo, que es más creyente que yo, le entregamos mi bebé al Divino Niño Jesús, le ofrecimos la vida de mi hijo, que se haga su voluntad, porque los médicos nos decían que solo un milagro le iba a salvar”, recuerda con emoción.
La pareja esperó que las cosas sucedan. “Santiago estuvo dos meses en la panza, ochenta días en terapia, más tres meses en la casa con oxígeno. Fue muy duro. Creemos que fue el Divino Niño quien le sostuvo con vida. Hubo muchos días en los que nos llamaban del hospital para despedirnos de él y nosotros rezábamos y él mejoraba. Hoy está a punto de cumplir los nueve años”.
Para agradecer lo que ellos consideran un milagro, los padres de Santiago organizan una celebración cada 25 de enero, fecha de la festividad del Divino Niño Jesús. Stella, cuya familia es devota del Sagrado Corazón de Jesús, guarda una imagen del Niño Milagroso de Praga, a quien todavía reza por el bienestar de sus hijos.
Así como le pasó a Stella, la inclinación por algún santo suele comenzar cuando, en algún momento de angustia, una persona desahuciada encuentra en la fe el último recurso para sanar una enfermedad o superar un obstáculo. Faustino Quique Sánchez ya no podía caminar, pero encontró en San Expedito una esperanza para su mal y hoy está convencido de que su mejoría se debe a la intercesión de este.
Si bien el culto a San Expedito está muy arraigado, se trata de un santo que no está reconocido oficialmente por la Iglesia, pues se duda de la autenticidad de su existencia. Esto no constituye un problema para sus fieles, que aumentan en número cada día. En Limpio, hace alrededor de siete años, fue erigida una capilla en su honor.
También hay una radio que nació gracias al milagro que le atribuye Quique Sánchez. “A San Expedito le conocí hace cinco años, estando enfermo, en cama y en silla de ruedas. Una señora me acercó en el hospital una estampa de este santo y me dijo que era el que me iba a curar”, recuerda Sánchez.
Quique, entonces, comenzó a rezar la oración que la estampa tenía escrita detrás. “Empecé a tener fe en él y le pedí volver a caminar. Tenía trombosis y ya no podía operarme porque me habían sacado dos venas; solo quedaba amputarme. Estaba en silla de ruedas y de a poquito fui levantándome, primero con dos muletas, después con una sola. Un año o un año y medio después empecé a caminar de vuelta. Los médicos me dijeron que sería un milagro que la sangre volviera a circular. Pero el santo hizo el milagro”, relata.
El hombre, agradecido, paga la intercesión anualmente. Y ayuda a su mejoramiento no solo con la fe sino con la ingesta de medicamentos. “Cuando salí del hospital le prometí a San Expedito que iba a tener una radio comunitaria para ayudar a la gente más postergada, más necesitada de nuestra comunidad, Rincón, de Limpio”, afirma.
Diariamente la gente acude a la radio a pedir medicamentos, y Quique, con la ayuda de los oyentes, realiza colectas, por ejemplo, para que los más necesitados puedan afrontar costosos estudios. “Hacemos varias actividades en la radio para la gente. Cada 19 de abril, el día del martirio de San Expedito, organizamos un karu guasu. Este año vinieron a comer 1.230 personas”, cuenta con orgullo. El ahora hombre de radio canalizó su agradecimiento al santo no solamente con misas, sino también con obras solidarias dentro de su comunidad. Varios milagros a partir de uno.
Los preferidos
Pedir la intercesión de los santos, para salir airoso de una situación difícil o de un momento comprometido, tiene su origen en la mencionada herencia traída, en el caso de Paraguay, por la conquista española. A partir de ahí, cada época priorizó alguna figura del panteón católico para convertirla en la depositaria de su fe. Algunos santos y vírgenes fueron ganando espacio y otros perdieron devotos, aunque sin que su presencia haya desaparecido de los ruegos de los fieles.
¿A quiénes prefieren encomendarse hoy los paraguayos? “La más importante es la Virgen María, aunque el culto mariano se divide en varias devociones. La Virgen de Caacupé es la más fuerte, se nota en los nombres de las capillas en las comunidades”, afirma Juan Gaete, secretario canciller del arzobispo Edmundo Valenzuela.
El religioso señala que también se han extendido las devociones a María Auxiliadora, a la Rosa Mística (“en algunos grupos de oración que la invocan”), a la Virgen del Perpetuo Socorro –en la comunidad de los redentoristas– y a la Virgen del Rosario. “En casi todo el país hay parroquias con esos nombres y así vamos detectando la devoción de la gente”.
Gaete recuerda que Nuestra Señora de la Asunción era anteriormente objeto de la devoción popular, pero que esta ha disminuido debido al crecimiento de la popularidad de la Virgen de Caacupé. “Antes, la Virgen de la Asunción era la representación de la ciudad capital y el área metropolitana. Siempre hubo como una contraposición entre el interior y la capital. Después, a la Virgen de Caacupé se le construyó el santuario actual y ahí la devoción creció muchísimo. La Virgen de Asunción prácticamente pasó a segundo plano en la aceptación popular”, dice el sacerdote.
Entre los santos favoritos de los católicos se encuentra San Antonio de Padua, cuya festividad se celebra cada 13 de junio. “En casi cada ciudad hay una parroquia o capilla dedicada a San Antonio”, manifiesta Gaete. Es proverbial su popularidad entre las casamenteras, quienes deben ponerlo de cabeza si quieren encontrar marido, como bien lo recuerda una antigua cumbia.
“La mencionada devoción a San Cayetano también tuvo su momento de auge gracias principalmente a quienes volvieron de Argentina. Y ahora se destaca San Expedito, más milagrero, más devocional, aunque casi no existen parroquias de él en Paraguay. Es cierto que no es un santo oficial de la Iglesia, pero es una devoción respetada, como la de Santa Librada, que se tiene también como leyenda pero que hace mucho tiempo se honra en todo Paraguay”, añade Gaete.
Menos conocido y con menor presencia en carteles, pasacalles y anuncios en clasificados es la devoción a la Santísima Cruz, también cristocéntrica, cuya festividad se recuerda el 3 de mayo. El culto a Jesús Misericordioso creció después de que el Papa Juan Pablo II instituyera, en 2000, el segundo domingo de Pascua como Día de la Divina Misericordia.
Hay lugar
¿Por qué se recurre al Niño Jesús o al Espíritu Santo como si fueran entidades divinas diferentes? “Son como títulos de Dios. Los títulos que se le dan a Jesús en distintas manifestaciones de su vida, ; el Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad”, responde Gaete.
El religioso recalca que los santos y las vírgenes no tienen competencia entre ellos y que su presencia en la devoción de la gente ha sido fundamental históricamente para la conservación de la fe, en medio de una realidad a veces hostil y difícil.
“Después de la Guerra contra la Triple Alianza, con la población diezmada, entre ellos sacerdotes, la gente se conservó en la fe muchas veces gracias a esa devoción a la Virgen, a San Antonio, a San Francisco, santos que formaron nuestra espiritualidad. La gente tuvo eso en su mente, en sus corazones” recuerda el sacerdote.
Según Gaete, hubo un momento en que se menoscabó la religiosidad popular, pero recalca que hoy día no se puede hacer eso, a pesar de que existe un afán de racionalizar ese sentimiento. “Aunque no haya certeza de que tal santo haya existido, porque no existe rastro arqueológico o escrito, no quiere decir que sea así", agrega.
La religiosidad popular es como la conservación de la fe, desde lo sencillo, incluso sin injerencia de la jerarquía. Es como una fe natural, espontánea. Para la Iglesia católica, es una herramienta mediante la cual el anuncio del evangelio es mucho más fácil. Para los fieles, es la manera de sobrellevar las penurias de la vida, con la esperanza de un provenir con mejores días.
DUEÑOS DE LA FE
San Cayetano: santo de la providencia, patrono del pan, la salud y el trabajo.
Nació en Lisboa, Portugal, entre 1191 y 1195, y falleció en Padua, Italia, el 13 de junio de 1231. Fue canonizado por el papa Gregorio IX el 30 de mayo de 1232.
Divino Niño Jesús: su imagen es considerada milagrosa, especialmente entre las mujeres embarazadas.
El Niño Jesús de Praga es una imagen de cera de Jesús en edad infantil, que se encuentra en la Iglesia de Santa María de la Victoria y San Antonio de Padua, en Praga, República Checa.
Espíritu Santo: su festividad se celebra en Pentecostés, que significa “día espiritual”, 50 días después de la resurrección de Cristo.
Es la tercera persona de la Santísima Trinidad. Se cree que el Espíritu Santo puede acercarse al alma y transmitirle ciertas disposiciones que la perfeccionan.
San Expedito: patrono de las causas justas y urgentes.
Festividad: 29 de setiembre. Desde 1970 se le celebra junto con San Gabriel y San Rafae