En el primer tiempo se vivió un cotejo con pocas luces y sin riesgos en ambas áreas.
Las principales cartas de gol fueron los remates de media distancia y hasta algunas insinuaciones con pelotas paradas.
Cerro fue el mayor dominador, pero careció de un referente de área. La ausencia de un centrodelantero de oficio (Güiza y Ortigoza fueron reservados de cara a la Copa Libertadores) le restó fuerza.
Si bien Gamarra y Díaz tuvieron algunas conexiones, no crearon preocupación a la defensa rival.
En racha. Antes de cerrar la primera etapa volvió a aparecer una de las figuras gravitantes del equipo de barrio Obrero en los últimos tiempos, Óscar Romero. El mellizo se inventó de nueve y emergió en forma solitaria en el corazón del área para conectar un centro de Miguel Paniagua. De esa forma, el Ciclón iba al descanso con el marcador a su favor.
De vestuario. La igualdad llegó del vestuario. Antes de que el cronómetro marcara el primer minuto en la segunda etapa, los locales pusieron las cosas iguales. Darío López ganó de cabeza y dejó sin chances a Diego Barreto, portero azulgrana. Fue tras un tiro de esquina.
Desde ahí el juego ganó en emotividad, mas fueron muy tibias las terminaciones en las áreas, ya que ninguno de los dos supo ampliar el marcador. El desgaste del partido, sumado al hostil clima que se apoderó de gran parte del territorio nacional, hizo que los protagonistas se conformaran con el resultado final.
Fue un empate que no beneficia a ninguno de los dos protagonistas.