06 nov. 2025

¿Ciudadela o pitogue?

El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) entregó 922 millones de guaraníes a la oenegé llamada Asociación Ciudadela.

¿Para qué? Para que Ciudadela haga las bases de un concurso internacional de anteproyectos. ¿Para qué? Para las obras de reconversión del puerto de Asunción (información aparecida en una página web del gobierno).

Como el que va a pagar unos cien millones de dólares es el Estado paraguayo, no me parece bien esta delegación de funciones públicas en una entidad privada, llámese Ciudadela, Pitogue o Guyra Tavy.

Espero que este proyecto no sea como el proyecto CHA (Centro Histórico de Asunción), en que no se permitió participar a ningún arquitecto paraguayo, salvo que estuviera asociado a una entidad extranjera.

Aunque el nuevo no sea discriminatorio como el anterior, no me convence la explicación de sus objetivos, tal como aparece en la página web mencionada: revitalizar el centro histórico, reconciliar a la ciudad con el río y beneficiar a tres millones de personas.

El centro está fundido por la congestión del tráfico; la ciudad no se puede reconciliar con el río que la inunda y tres millones me parecen demasiado. Concediendo que los afortunados lleguen a tres millones, ¿cómo se los beneficiará? Con la construcción de seis ministerios en la zona del puerto.

Los ministerios, quiero decir sus edificios, están bien así como están; los que andan mal son sus funcionarios, que no van a cambiar porque se los ponga al borde del río.

Recordemos que la palabra burdel viene del francés bordel, derivada de bord d’eau (borde del agua), porque San Luis, rey de Francia, mandó a la orilla del Sena a todas las “niñas de pequeña virtud"; desde entonces, la zona ribereña no ha sido la sede de la gran virtud, y no sería conveniente tentar a nuestros administradores mandándolos a un hábitat tan peligroso.

Me horroriza decirlo, pero ¿qué pasará con las aguas, mayores y menores, del nuevo asentamiento?

Asunción no tiene un sistema de cloacas en debida forma, ni plantas de tratamiento de efluentes; lo que se hace se va al río, que por eso está contaminado.

¿Hay que contaminarlo más? Mucho más, porque no serán solamente los ministerios, sino que se van a construir varios edificios más, con inversiones privadas, y ya le están echando el ojo al asunto varios constructores.

Si usted es un jagua paquete que se respeta, no diga soy constructor, sino desarrollador; queda mejor todavía: desarrollador con sensibilidad social.

El proyecto se contempla dentro del sistema de alianza público-privada (APP), o sea, que el Estado tendrá que darles garantías a los constructores.

Eso implica, entre otras cosas, que tendrá que ponerles agua, electricidad, cloacas; infraestructura en general.

Y así, mientras la infraestructura asuncena es precaria; mientras tenemos miles de damnificados y tendremos más en unos meses; mientras las finanzas públicas se encuentran en una situación alarmante, el Estado gastará millones en lo que pareciera apuntar a un proyecto de gentrificación: transformación urbana en beneficio de un grupo de situación económica superior.

Antes de crear un barrio nuevo, hay que ocuparse de los que ya están y necesitan una terapia intensiva.

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