El hecho de que el presidente Donald Trump haya ordenado esta acción en momentos en que acoge de visita a su homólogo chino Xi Jinping no es tampoco algo anodino, puesto que el dossier norcoreano era un punto clave en la agenda de esta primera cumbre entre ambos dirigentes.
Recurrir tan rápidamente a la fuerza contra Siria refuerza las amenazas de Trump, quien en una reciente entrevista publicada por el Financial Times manifestó estar dispuesto a “arreglar” en solitario el problema norcoreano.
Para Kim Yong-Hyun, profesor de la universidad Dongguk, el ataque estadounidense fue una declaración de intenciones en la que Damasco no era el único destinatario.
“Era una manera de decirle a Pyongyang que hay un nuevo shérif en la ciudad, y que no dudará en desenfundar (su arma)”, dijo.
Corea del Norte, por su parte, no varió una pizca en su retórica, condenando el sábado un “acto de agresión intolerable”, que aprueba “un millón de veces” lo justo de su programa nuclear.
En 2003, durante la invasión de Estados Unidos a Irak, el ex dirigente norcoreano Kim Jong-Il, absolutamente convencido de ser el próximo en la lista, desapareció durante seis semanas.
Su hijo, el actual líder Kim Jong-Un, no tiene ninguna razón para tomar las mismas precauciones, declaró Chang Yong-Seok, investigador del instituto de estudios para la paz de la universidad nacional de Seúl.
“El ataque en Siria no debería impresionarlo, puesto que dispone de armas nucleares”, dijo. AFP