EFE
BUENOS AIRES - ARGENTINA
Divididos e indecisos, los votantes argentinos comienzan a prepararse para las próximas legislativas, unas elecciones caracterizadas por su valor simbólico, ya que servirán para que el oficialismo mida el respaldo a sus 2 años de gobierno y el peronismo defina el sentido de su liderazgo.
Según una encuesta reciente de la consultora Management & Fit, el 25,2% del electorado argentino respalda a la ex presidenta Cristina Fernández (2007-2015), el 28,9% es afín al jefe de Estado, Mauricio Macri, y el 45,9% se ubica a sí mismo en el centro, compuesto por indecisos y aquellos que se inclinan por otros partidos.
Para el analista Orlando D’Adamo, “la no ubicación partidaria o ideológica en Argentina no es un problema nuevo, sino que se trata de un fenómeno que se viene arrastrando desde hace 15 años”, aunque, apunta, la gente se empezará a sintonizar cuando se definan las candidaturas y estén mucho más cerca de las elecciones. Este año, además de renovarse multitud de cargos locales y provinciales en todo el país, la cita más importante tendrá lugar en octubre, cuando se celebren legislativas nacionales para cambiar 24 bancas del Senado y 127 de la Cámara de Diputados.
LOS PRECANDIDATOS. El 24 de junio finaliza el plazo para la presentación de las listas de los precandidatos y en agosto todas las formaciones deberán someterse a primarias obligatorias. Según D’Adamo, lo importante de estos comicios son su valor simbólico tanto para el gobernante frente Cambiemos –porque si gana tendrá oportunidad de presentarse a las presidenciales de 2019 con fuerza– como para el peronismo, ya que podrá establecer el sentido de su liderazgo: continuidad o renovación.
En ese sentido, los rumores sobre la posibilidad de que Fernández encabece las listas del Partido Justicialista en la provincia de Buenos Aires –la más poblada del país y, por ende, fundamental en los comicios– aumentan cada día, aunque, para el analista, sería un error. “Lo que mejor le vendría al peronismo es un cambio de liderazgo porque las posturas radicalizadas como la de Cristina son buenas para un momento determinado, pero es difícil hacerlas perdurar”, asegura antes de insistir en que pese a haber permanecido fuerte ocho años en el poder, ya se cerró el ciclo y sus seguidores son un grupo muy sectario.
A su juicio, es necesario convencer a los indecisos y para eso hace falta una alternativa más integradora y moderada como la que ofrece Florencio Randazzo, quien fue ministro de Interior y Transporte durante el gobierno de Fernández y ya lanzó su campaña para presentarse a las primarias. Ese 50% de votantes que fluctúa en medio de la polarización macrismo-peronismo no busca otra cosa que ser cautivado por una propuesta convincente y que se aleje de los personalismos que caracterizan la política argentina.
Jorge Arias, de la consultora Polilat, cree que si el leitmotiv de las principales fuerzas es profundizar la llamada grieta y no tanto generar debates de ideas, planes y proyectos, no se va a lograr reconstruir las instituciones democráticas y convencer a la ciudadanía. “Lo más frustrante que uno puede visualizar es que no se discuten ideas sino nombres y quién tiene la chequera más abultada para poner en marcha la campaña”, apunta.