El abogado Ramón Ferreira recordó una ocasión en que se encontró sorpresivamente con agentes de la Comisaría 7.ª haciendo un control en la zona del ex Seminario Metropolitano.
Él estaba apurado yendo a buscar a otra persona y de ahí debía pasar a una reunión, por lo que le pidió al agente que paró, que era de alto rango según su versión, que acelere la verificación de sus antecedentes.
En ese momento el agente ya lo miró con sospechas y le preguntó por qué el apuro. Incluso le acusó de tener “cara de drogadicto"; “‘Seguro que tenés drogas en el auto’”, agregó.
“Me apuntaron con ametralladoras”, indicó Ferreira. Luego le exigieron que les acompañe a la Comisaría para averiguaciones.
En la 7.ª le pidieron de manera prepotente las llaves de su vehículo, las cuales el letrado no aceptó entregar por temor a que le planten drogas. Estuvo en la sede policial por unas tres horas hasta que finalmente lo largaron.
Inclusive le pidieron que firme un acta donde dejaba constancia que no fue torturado por los agentes. Pero Ferreira se opuso y dejó constancia de que fue demorado por tres horas.
La actuación policial nuevamente está bajo la mira ya que recientemente unos agentes de la Comisaría 11.ª fueron imputados luego de que una diseñadora los denuncie por plantarle cocaína en su vehículo “en un control de rutina”.
Además, en agosto un suboficial de la Comisaría 4.ª Metropolitana disparó contra un joven en el cuello y lo dejó parapléjico.