25 abr. 2024

Vigilan los linces

El cuerpo de la Policía Nacional conocido como Lince se encuentra en el centro de las noticias prácticamente desde su creación. Voces a favor y en contra se cruzan a la hora de juzgar sus actos, que son observados por la ciudadanía con mayor rigor que los de otros efectivos policiales.

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Jóvenes haciendo flexiones de brazo frente a agentes u obligados por estos a despojarse de un arito o piercing, varias acusaciones de agresión. Son algunos de los cargos levantados contra los Linces, un cuerpo creado para prevenir y combatir la delincuencia urbana, pero que se ha ganado la desconfianza de cierta parte de la ciudadanía debido a su proceder arbitrario –supuesto en algunos casos, comprobado en otros–, y que recuerdan tiempos ya superados, en los que la calle era de la policía.

Hay que destacar que el Grupo de Operaciones Tácticas Motorizadas de la Policía Nacional, conocido como Lince, fue creado en respuesta a los reclamos de la gente que, abrumada por la sensación de inseguridad en las calles, pedía que la policía actúe de manera más eficaz en la lucha contra los crímenes.

El cuerpo se encuentra en operación desde mayo de 2017. Recibe su nombre debido a que el lince se caracteriza “por su destreza y agilidad”, según la descripción hecha por el Departamento de Relaciones Públicas de la Policía Nacional. Se pretende que esas características adornen también a los efectivos del grupo.

Especiales

Para ser parte del cuerpo Lince, el efectivo debe ser egresado de la Academia de Policía o del Colegio de Policía. Son cuatro años en la Academia, de donde el cadete egresa como Oficial Ayudante, o dos años en el Colegio.

La comandancia de la Policía Nacional emite una circular o nota de servicio, en la que informa que están abiertas las inscripciones para el curso práctico motorizado. Los aspirantes se inscriben y son seleccionados luego de aprobar evaluaciones psicológicas, físicas e intelectuales; deben tener entre 22 y 25 años de edad, aunque este límite superior puede extenderse hasta los 27.

El curso dura cinco meses, como los demás que imparte la institución, y se basa en el programa de entrenamiento de la policía de Panamá. ¿Por qué optaron por instructores panameños? Por la experiencia desarrollada por ese país en este campo.

Los efectivos de Lince, informan desde la institución, se desplazan en pareja a bordo de una motocicleta. “Es una patrulla preventiva motorizada, y como su nombre lo dice, su tarea es la prevención de la comisión de hechos punibles. Se utiliza motocicleta por la velocidad y la destreza, hay lugares donde esta llega mucho más rápido que una camioneta”, explica la comisaria Elisa Ledesma, de Relaciones Públicas de la Policía.

Los Linces no constituyen una agrupación independiente de la Policía Nacional, aclara Ledesma y agrega que los efectivos motorizados tienen las mismas atribuciones que posee cualquier efectivo, conforme a lo establecido en la Constitución Nacional (CN) y la ley orgánica de la agrupación.

En términos similares se expresa Sonia Von Lepel, abogada de la Coordinadora de Derechos Humanos del Paraguay (Codehupy). “Primero hay que entender que Lince es una especialidad, un grupo supuestamente especializado dentro de la policía. No tiene una ley especial. Se rige por lo que establece la CN, por el Código Procesal Penal en lo que hace a detenciones y por su ley orgánica”, afirma.

¡Cédula!

Las coincidencias terminan en ese punto. A partir de ahí, lo que queda en entredicho es qué facultades tienen los Linces cuando actúan en la vía pública, porque un aspecto que suele generar incidentes entre transeúntes y agentes es el pedido de estos de mostrar la cédula de identidad.

Al respecto, la comisaria Ledesma señala que la Ley 222/93 Orgánica de la Policía Nacional, y la Ley 5757, que la modifica, establecen que los agentes de policía (incluidos los Linces) tiene entre sus atribuciones “solicitar la presentación de documentos de identificación personal cuando el caso lo requiera”.

“Identificar como tarea preventiva está dentro de nuestras funciones y atribuciones. La ley dice que podemos solicitar el documento de identidad, y nos ampara porque somos la única institución encargada de la identificación de las personas a través del Departamento de Identificaciones. Son facultades que nos da la Constitución Nacional para reglamentar nuestras funciones”, resalta.

Von Lepel, por su parte, dice que esa facultad no es discrecional y que los procedimientos policiales no se realizan solo según lo que establece, en forma amplia, la ley orgánica de la institución, sino que deben adecuarse a lo consignado en el Código Procesal Penal.

“La policía no puede pedir documentos. Identificaciones te expide la cédula, no te procesa por no tener documentos. La no portación de la cédula puede ser una negligencia o un descuido, pero no está estipulado en ninguna norma la obligación de portar documento, no es una falta y nadie está sumariado por no portarlo”, asegura la abogada.

La profesional agrega que una persona solo puede ser detenida mediando causa justificada, flagrancia o por orden del Ministerio Público o del juzgado. Y, una vez detenida, los agentes están obligados a leerle sus derechos constitucionales y a labrar acta.

“Para labrar acta, debe haber dos testigos que no sean del personal policial. Si hacen un procedimiento, tienen que elaborar ese documento, independientemente de que no hagan ninguna detención. Debe constar porque es una forma de control del ciudadano y también de justificación de la intervención del oficial de policía”, añade Von Lepel.

La comisaria, a su vez, ironiza: “Dicen que nadie está obligado a portar su . No sé entonces para qué uno saca una cédula si la va a tener en el ropero. ¿Cuál es la diferencia entre ir a un banco a cobrar y mostrarle la identificación a un empleado que hacerlo ante un efectivo policial que está velando por tu seguridad?”.

Ledesma resalta que la ciudadanía exige y reclama mayor control policial y que pedir identificación en la calle es una forma de prevenir los delitos. “Si alguien me presenta otro método en el que la policía pueda hacer prevención, magnífico, vamos a aplicar; nosotros estamos para corregir y dar comodidad; pero no hay. La gente con orden de captura cae de esa forma únicamente. No hay otra manera que dé resultados dentro de la tarea preventiva”, asegura.

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Color sospechoso

El problema comienza cuando, muchas veces, en nombre de la prevención se molesta a ciudadanos que no están cometiendo falta alguna. “La policía no te puede pedir nomás la cédula por portación de rostro, porque sos morenito, llevás tatuaje, arito o acabás de salir de la Chacarita, mientras a su lado camina una persona trajeada que acaba de estafar y no le detuvo porque, para él, dentro de su imaginario, esa persona no pudo cometer delito”, dice Von Lepel.

Tener un aspecto sospechoso, a ojos de la policía, ya le hizo pasar momentos incómodos al periodista Aldo Benítez, a quien en 2013 los agentes le requirieron que mostrara su cédula de identidad en cinco oportunidades diferentes, sin que mediara de su parte alguna conducta que lo mostrara como delincuente. “Estoy seguro de que me vieron como sospechoso porque soy morocho. La policía tiene ese prototipo de delincuente en su mente”, se queja.

Las desventuras de Aldo ocurrieron cuatro años antes de que fuera creado el cuerpo Lince, pero los procedimientos policiales actuales tienen las mismas características. Entonces, ¿se debe prescindir de ellos? “Si Lince termina, se va a notar la diferencia”, asevera Ledesma.

Si nos atenemos a los números que maneja la policía, el índice de criminalidad disminuyó entre un 40 y un 50% en los lugares de cobertura del grupo Lince, según el Informe del Observatorio Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana del Ministerio del Interior.

El propio Aldo opina que la desaparición del grupo no puede ser la solución. “¿Si todavía deben operar los Linces? En lo inmediato, me parece que sí, pero a cara descubierta y con portanombre, como cualquier otra fuerza policial. Me parece también que no es necesario que actúen como paramilitares para resolver problemas de delincuencia”, afirma.

La comisaria Elisa Ledesma asegura que los Linces sí llevan portanombre y que lo que les cubre el rostro no es un pasamontañas, sino una máscara de protección. Y entre las medidas adoptadas por la nueva administración que acaba de asumir la conducción del país, en lo que se refiere a la unidad motorizada, se ha decidido que los portanombres, antes ocultos por los chalecos antibalas, estén sobre estos, y que al momento de abordar a una persona se descubren el rostro.

Pero las preferencias de la ciudadanía se dividen entre quienes cuestionan la actuación de estos efectivos y los que la aprueban. Las redes sociales son el foro en el que los argumentos de unos y otros entablan una guerra dialéctica.

En esa confrontación, los críticos alertan sobre la pérdida de libertades civiles en nombre de la seguridad; y los que están a favor piden –casi– la vigencia de un estado policíaco que vele por sus intereses y reprima incluso a quienes su intolerancia pinta como peligrosos por desviarse de la normativa conservadora.

“Se debe y se puede hacer prevención dentro de lo que les está permitido (a los Linces)”, sostiene la abogada de Codehupy Sonia Von Lepel. Hace ya muchos años, el entonces ministro de Educación del régimen estronista, Carlos Ortiz Ramírez, acuñó la frase “la calle es de la policía” para justificar la represión contra los opositores. Que la nostalgia de algunos no contamine la labor de esta agrupación. De todos modos, mantengamos los ojos abiertos.

Collage: Estephanie Lee / Foto: Policía Nacional

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Datos de la fuerza

• Localidades en las que opera el Grupo Lince: Asunción y las principales ciudades del departamento Central, Cordillera, Caaguazú, Paraguarí, Presidente Hayes, Itapúa y Alto Paraná.

• Actualmente cuenta con 304 agentes operativos.

• Según el Informe del Observatorio Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana, del Ministerio del Interior, el índice de criminalidad disminuyó de 40 a 50% en los lugares de cobertura del Grupo Lince.

• El Grupo Lince se encuentra en operación desde el 2 de mayo de 2017.

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Contraataque

La comisaria Elisa Ledesma también es abogada y está promoviendo la formación de un equipo de abogados para apoyar legalmente a los efectivos que hayan sido acusados falsamente por algún ciudadano. “Le decimos a los agentes que deben demandar por difamación y calumnia a quienes acusen de balde. Se va a buscar en redes sociales y se acudirá a esa persona. Con un equipo de abogados, vamos a apoyar a la policía contra todos los que difamen y calumnien al personal y vamos a demandarles. Nosotros también tenemos ese derecho”, anuncia.