El proceso de ensamblaje se realiza en el hangar de la Facultad Politécnica y está a cargo de alumnos de carreras como Ingeniería Aeronáutica, Ingeniería en Electricidad, Ciencias de la Información y Ciencias Atmosféricas. Actualmente, el avance del proyecto ronda el 60% y se está montando la cabina de la aeronave, tras haber cumplido con un riguroso procedimiento técnico.
“Tuvimos que pasar por pasos como realizar un inventario, identificar qué piezas tienen contacto, cuáles necesitan perforaciones o cortes. Luego se realiza el avellanado, se quitan filos, se moldean los bordes, se lija y se pinta con pintura anticorrosiva. Después de secar por 12 horas, se hace una nueva presentación, se verifica todo y con el OK se procede a remachar las piezas”, explica Luciana Coronel, miembro del equipo.
La iniciativa surge de la experiencia personal del licenciado Tomás, quien viene de una familia ligada a la aviación militar. El padre era mecánico de aviación militar, coronel retirado, formado entre la Guerra del Chaco y la Segunda Guerra Mundial. ‘‘Él me inculcó esta pasión. Soy subteniente de aviación de reserva de la promoción 84, estudié en la Academia Naval de los Estados Unidos y trabajé en la Armada Norteamericana, donde estudié las materias relacionadas con la aviación”, relata. Tras años de experiencia, ‘‘Rico’’–como gusta que le llamen– decidió concretar un sueño largamente planeado: Ensamblar su propia aeronave. Elaboró dos tesis de maestría –una en la Universidad Americana y otra en el IAEE– centradas en la viabilidad del ensamblaje de aeronaves en Paraguay. Al constatar el potencial del proyecto, en 2023 decidió comprar un kit de aeronave y retomar las gestiones con el ingeniero Adolfo Jara, coordinador de la carrera de Ingeniería Aeronáutica. La ingeniera Silvia Leiva León, rectora de la Facultad Politécnica, dio luz verde para que el ensamblaje se desarrolle como un proyecto académico.
“Yo pongo la aeronave, o sea, el kit, y la Facultad Politécnica provee el hangar, el staff, los alumnos, las herramientas, equipos, comunicación, agua, luz, todo lo necesario”, detalla Tomás.
El proyecto Tero también se convertirá en su tesis de doctorado en el IAEE, busca demostrar que Paraguay tiene capacidad para invertir y desarrollarse en infraestructura aeronáutica.
El entusiasmo es compartido por los estudiantes, quienes no solo trabajan en el ensamblaje, sino que también participan en la interpretación de planos, toma de decisiones, gestiones administrativas y seguimiento del proceso. “Es una actividad interdisciplinaria con participación activa de los alumnos desde distintos ángulos. Incluso, los encargados del proyecto son dos estudiantes que lo toman como tesis de grado”, destaca.
Antecedentes. Aunque es la primera vez que estudiantes ensamblan una aeronave tripulada en esta facultad, el proceso no es nuevo en el país.
La aviación paraguaya –destaca– tiene casi 120 años. Se inició oficialmente con Silvio Pettirossi, quien ensambló su aeronave en Paraguay. ‘‘En la Guerra del Chaco se pelearon batallas con aeronaves que llegaron desarmadas y fueron ensambladas acá”, recuerda Tomás. “Mi padre ya lo hacía hace 80 años. Yo estoy siguiendo su legado”.
Estiman que para finales de año la aeronave estará lista para su presentación. “Este trabajo va a terminar con una aeronave en vuelo. Y este mismo grupo de ingenieros, una vez egresado, dará seguimiento al mantenimiento, modificaciones y futuras mejoras. Es un sueño que se materializa y catapulta el desarrollo de la ingeniería aeronáutica paraguaya”.