De cara a la Navidad, monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, instó a los fieles a enfrentar la soledad, la indiferencia y el anonimato con acciones de amor y servicio, especialmente en el seno de la familia.
Esto durante la prédica de la misa central de ayer, en la Basílica Santuario. Después de la celebración en honor a la Virgen de los Milagros, el eclesiástico recordó las palabras de la Madre instando a prepararnos y seguir los pasos de su hijo desde ese nacimiento, la Navidad y ese camino anunciado en el desierto que son dos; uno exterior y otro interior, marcado por la aridez en nuestras relaciones humanas. A llenar el desierto El obispo señaló que hay un desierto que todos llevamos dentro, en el corazón y que puede ser un lugar peligroso, árido, sin afectos, apagado y carente de esperanza. Pero muchos prefieren evadir este desierto interior, llenándolo con ocupaciones constantes porque se tiene horror al vacío. La llegada de Jesús es lo que transforma nuestros desiertos interiores bautizándonos con el Espíritu Santo, definido como ‘‘el amor en persona’’ y el ‘‘amor es la única lluvia capaz de detener la desertización espiritual del mundo’’. En este sentido, para el obispo el significado de la Navidad, se resume en que “Dios amó al mundo y entregó a su único Hijo’’ y por eso la importancia de mantener el amor de Dios. ‘‘Nosotros vemos la falta de amor en nuestras relaciones humanas, vemos entre marido y esposa cuanto feminicidio, filicidio, maltratos, etc. Vemos esos maltratos entre padres e hijos, entre amigos, entre parientes, menos en la relación con Dios. Pero estas dos, todo el amor a Dios y el amor al hombre, al ser humano, tienen que existir juntos, entre sí’’. Destacó la labor de asociaciones surgidas para combatir el aislamiento en varios países, incluyendo Paraguay bajo el nombre ‘‘Teléfono de la Esperanza’’ o ‘‘Mano Tendida’’ Estas organizaciones están dedicadas a escuchar las voces de aquellos que atraviesan momentos difíciles, brindando un apoyo crucial. Mons. Valenzuela dijo que millones de llamadas anuales provienen de personas solas y desesperadas, buscando más una conexión humana, calor humano.
Hay alguien al otro lado del teléfono que necesita tu ayuda y necesita de nosotros, especialmente en tiempo de Navidad. Ricardo Valenzuela, obispo.
ACCIONES. En Caacupé recuerdan que una llamada puede salvar a alguien solo y desesperado.
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