29 mar. 2024

Tras la crisis, Marito debe echar a los escombros de su Gobierno

La foto en que el presidente Mario Abdo Benítez aparece posando sonriente con legisladores procesados por la Justicia ha resultado tremendamente incoherente, cuando apenas minutos antes había repetido con insistencia la frase “caiga quien caiga”, prometiendo que ya no iba a tolerar la corrupción. Para recuperar la credibilidad ciudadana, debe proceder a echar a todos los hombres escombros que aún siguen ligados a su Gobierno y tomar postura ante las graves acusaciones que cada vez comprometen más al vicepresidente Hugo Velázquez en un presunto negociado contra los intereses del país. De lo contrario, el clásico refrán “dime con quién andas y te diré quién eres” podrá aplicarse a su persona, con previsibles consecuencias.

Ha sido una gran incoherencia por parte del presidente de la República, Mario Abdo Benítez, que tras haber prometido en su discurso del jueves: “Yo no voy a apañar a un solo paraguayo que deshonre el compromiso que hemos hecho con el pueblo”, a los pocos minutos aparezca posando sonriente en una serie de fotografías con legisladores procesados judicialmente por graves delitos de corrupción, como el diputado Ulises Quintana, imputado por tráfico de drogas y lavado de dinero y actualmente con libertad ambulatoria, y como el diputado Miguel Cuevas, imputado por enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias y declaración falsa.

Aunque ambos hayan trabajado junto a otros legisladores del movimiento Colorado Añetete por evitar que el mandatario fuese sometido a juicio político, tras la crisis generada por las revelaciones de la firma de un acta secreta con el Brasil, con puntos que resultan claramente desfavorables para los intereses del Paraguay en la compra de energía de Itaipú, Marito no puede pretender recuperar confianza y credibilidad de la ciudadanía cuando exhibe gestos tan contradictorios, al asegurar en un discurso: “No voy a tolerar la corrupción, por más que me duela en el alma por la cercanía de compañeros y compañeras de lucha”, y luego aparecer celebrando que no le hayan enjuiciado abrazado a políticos que tienen graves cuentas con la Justicia y a quienes la ciudadanía considera símbolos de la corrupción.

Aunque el presidente considere que se ha salvado del juicio político y que la crisis que hizo tambalear a su Gobierno durante varios días haya concluido; sin embargo, persiste en la ciudadanía el sentir de que no basta con ordenar una cuantas renuncias de miembros del Gabinete, porque varios involucrados en el intento de traición a la patria, como en varios otros delitos, se mantienen tranquilamente en sus cargos, protegidos por la impunidad.

Son los que el recordado arzobispo de Asunción, monseñor Ismael Rolón, había denominado certeramente como “hombres escombros”, personas que, por su falta de preparación, por sus acciones desleales y en muchos casos claramente delictivas, no pueden ser consideradas como elementos válidos para construir una mejor sociedad

Para lograr remontar la grave pérdida de credibilidad y confianza en que ha caído, el presidente debe proceder a echar a todos los hombres escombros que aún siguen ligados a su Gobierno, y principalmente tomar postura ante las graves acusaciones que cada vez comprometen más al vicepresidente Hugo Velázquez en un presunto negociado contra los intereses del país, situación acerca de la que Abdo no se explayó en su esperado mensaje, pese a que se esperaba contundencia.

Los nuevos chats revelados ayer, en que se confirma que el abogado José Rodríguez operó en favor de una empresa brasileña en nombre de Velázquez, resultan aún más contundentes. Si el vicepresidente se considera patriota, tiene algo de ética y no quiere acabar hundiendo al actual jefe de Estado, debe hacerse a un lado.

De lo contrario, el clásico refrán “dime con quién andas y te diré quién eres” podrá aplicarse al presidente Mario Abdo Benítez, con previsibles consecuencias.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.