Las burlas expresadas con desconcierto, rabia e indignación a través de expresiones de toda índole en las redes sociales son solo la punta del iceberg, reflejo quizás de la risa nerviosa de quien está a punto de sufrir un ataque de ira.
Décadas de genuflexión de un pueblo sumiso que solo busca vivir en paz han confundido a los políticos de turno, quienes se han convencido de que nuestra obediencia es por ignorancia, agradecimiento o por temor; sin embargo, este pueblo es descendiente de los combatientes de la Guerra del Chaco, de la Guerra de la Triple Alianza y de las Residentas.
Un 70% de la población no ha vivido la dictadura y un 50% de niños y jóvenes son menores de 20 años. Esta renovación de energía, ilusión y esperanza potencia la garra guaraní, sumándola a la impaciencia característica de la juventud que encuentra acogida en la experiencia e historia de sus padres y abuelos. No se trata de colores ni de banderas, de pañuelos ni de vítores, no somos serviles, somos valientes guerreros que preferimos y elegimos la paz para no confrontar.
La cobardía no está en nuestro ADN, eso lo demuestran madres que emigran para ofrecer una vida digna a sus hijos; lo viven diariamente los trabajadores y emprendedores, y cada padre que desde la madrugada pasa penurias para que su familia viva decentemente.
EL TRATO A JOEL FUE LA GOTA QUE COLMÓ EL VASO. Sin duda, somos un pueblo solidario, apoyamos cada pollada y hamburgueseada que nos ofrecen, porque es la única forma de cubrir los costos médicos requeridos para salvar la vida de un familiar. Pero estamos hartos de que esto ocurra mientras que quienes deben dirigir el país, llenan las instituciones de los tres poderes del Estado con operadores políticos que solo crean problemas para vendernos las soluciones como pociones mágicas de favores, que para recibirlos debemos humillarnos y agradecer.
Esa capacidad de sufrir y tolerar las desgracias tiene un límite, demos gracias a la gota que colmó el vaso porque es la razón de nuestro despertar ciudadano. Exigimos dignidad. Ya no estamos dispuestos a tolerar nefastas conductas. Exigimos una profunda reforma y achicamiento del gasto estatal, para direccionar los fondos públicos a lograr transformaciones que beneficien al pueblo paraguayo.
Una cosa es paciencia, hemos demostrado que la tenemos de más; pero todo tiene un límite, ya han causado demasiado dolor e injusticias, los funcionarios públicos desde el presidente para abajo, son servidores públicos y exigimos que se ubiquen en su rol, o renuncien. Todos somos JOEL.