12 may. 2024

Testimonio de fe: Joven madre perdió al esposo en terrible accidente y luego le detectaron cáncer

Nancy Grance tuvo que criar sola a sus hijos pequeños, luego le detectaron un tumor maligno, pero hoy está en remisión. Pasó situaciones muy difíciles; sin embargo, con mucha fe, garra y contención de sus seres queridos, salió adelante.

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Nancy Grance junto a sus hijos Carlos y Abi.

Soy Nancy Elizabeth Grance González (45). Soy contadora, vivo en Villa Elisa, soy mamá de dos hermosos niños; mi hijo mayor, Carlos Daniel, de 18 años, y mi hija Natalia Abigail, de 14 años. Ellos son lo más hermoso que me pasó en la vida, mi mundo entero.

Me tocó vivir tres situaciones muy difíciles: La pérdida de mi esposo, el cáncer y quedarme sin trabajo después de mi tratamiento. Pero siento que soy la persona más bendecida y rica... en esos momentos todos me contenían, me cuidaban... Nunca me sentí sola.

Hoy estoy superbién, me siento superbién, el cáncer ya no está en mi cuerpo. No estoy de alta, estoy en remisión, siempre en tratamiento, con mis controles y mis consultas trimestrales.

La primera situación terrible y tan difícil que me tocó vivir fue el 19 de octubre del 2010. Mi esposo y yo tuvimos un accidente horrible donde lamentablemente él perdió la vida, él tenía 36 años, muchos sueños, dos hijos pequeños, Carlos amaba a su familia, a sus amigos, era una persona tan feliz.

Ese día el mundo se vino abajo, tuve tanto miedo de no poder sobrellevar todo lo que venía, mantener mi casa, mis hijos y tantas cosas. Al principio fueron meses muy difíciles y muy tristes...

Luego de unos meses la profesora de mi hijo me llama y me comenta que él estaba muy afectado por la pérdida de su papá y que también su mamá solo lloraba, porque era así, yo solo lloraba todo el tiempo, sin pensar en nada ni en el daño que le estaba haciendo a mis bebés.

Hasta que la profe me hizo ver eso que mis hijos estaban sufriendo tanto como yo, ese día le pedí a Dios que me dé fuerzas y que me abrace fuerte, que yo quería ser una buena madre y darle el amor que necesitaban, ese día decidí tratar de no llorar más frente a mis hijos (porque continuaba llorando, pero a escondidas, o cuando ellos dormían). Diría que hasta hoy día sigo llorando, ahora mismo...

También decidí buscar una ayuda sicológica, me di cuenta que sola no podía, a pesar del acompañamiento y apoyo de mi familia, amigos, etc. La ayuda sicológica me ayudó mucho.

Donde mis fuerzas terminan comienzan las de Dios. Tengo momentos tristes, difíciles, pero no me permito estar mal mucho tiempo, tengo demasiado por agradecer. Donde mis fuerzas terminan comienzan las de Dios. Tengo momentos tristes, difíciles, pero no me permito estar mal mucho tiempo, tengo demasiado por agradecer.

El temible cáncer

En el 2020 me diagnosticaron cáncer de mama de tipo Lobulillar Infiltrante en grado 1. Luego de diez años de haber perdido a Carlos, cuando ya aparentemente todo estaba bien.

También fue muy difícil, por varios motivos; primero justo yo siento un nódulo pequeño en el pecho izquierdo a finales del 2019, rápidamente consulto, me hago una ecografía mamaria, y cuando consulto con el mastólogo me da indicaciones de realizarme una mamografía y una resonancia magnética con contraste Urgente (esa palabra Urgente me asustó). Me hago la mamografía y cuando me iba a realizar la resonancia comienza la pandemia, no se realizaba los estudios en ningún lugar, tampoco consultas, cada día mi desesperación y preocupación aumentaban, no dormía pensando en eso…

A mediados de abril, después de llamar casi todos los días a averiguar, un día le ruego a la secretaria que me consiga un lugar, ya que mi nódulo crecía aceleradamente, me hago el estudio y otra vez desesperada llamando en los sanatorios a ver si conseguía un mastólogo, nada, no se hacían consultas, la prioridad en ese entonces era el Covid.

Un día googleo el nombre del mastólogo que me había dado las órdenes y encuentro que él atendía en un consultorio privado, llamo y gracias a Dios me dio una cita, le llevo los resultados. Me punzan en mayo del 2020 y el 18 de junio tengo el resultado: Tumor maligno.

Mi desesperación y sufrimiento, mis noches sin dormir fueron esos días que yo esperaba realizarme los exámenes, algo de mí sabía que era malo, sufría, lloraba sola por las noches, y mi sufrimiento no era precisamente porque podía tener cáncer. La verdad no quería morir aún, quería seguir aquí por mis hijos, eso no dejaba de pensar, qué pasaría de ellos sin su papá y ahora sin su mamá.

Antes de tener ese resultado que una parte de mí ya sabía, un día me arrodillé y hablé con Dios largo y tendido. Le pedí perdón por mis pecados, le dije que yo iba a aceptar lo que él me envíe, que yo lo aceptaba y que no le iba a reclamar ni preguntar por qué. Le dije Dios mío, acepto tu voluntad, me entrego a vos, mi vida es tuya, pero te quiero pedir tres cosas: Fuerza, fortaleza y paz para sobrellevar lo que se viene. En ese momento siento que una paz tan grande recorre mi cuerpo y desde ese día estuve más tranquila, ya no tuve miedo. Así que el día que me dijeron: “Tenés cáncer”, obviamente me puse triste, me bajoneó, pero ahí estaba Diosito acompañándome.

El doctor me dio taaantos estudios que en mis 45 años quizás no me hice, jajaja y en un mes tenía todos hechos. Y empiezo con 16 quimioterapias, luego dos cirugías, 25 radioterapias, continuamos con otra cirugía.

Mi tratamiento lo realicé con muchas ganas, sabía que me iba a curar, le puse garras, fuerza, actitud positiva, ánimo, todo. Mi familia, mi comadre, mis hermanos y cuñado nunca me dejaron sola, en cada estudio, tratamiento, quimios, etcétera, ahí estaban afuera, esperándome, dándome ánimo, mis amigos, compas de facu la familia Bayern. Me sentí y me siento tan querida, tan bendecida y acompañada que todo fue más llevadero.

En ambas ocasiones fue tan difícil con mis hijos, cuando murió su papá traté de acompañarlos y darles mucho amor, tratar de llenar ese vacío que obvio no es lo mismo, pero siempre doy todo por ellos. Cuando me enfermé lo más difícil para mí fue tratar de explicar a mis hijos que mamá se enfermó, pero que iba a estar bien, no quería decirles, tengo cáncer, no quería asustarlos.

Al hacerme la quimio no tenía cabello, pestañas y cejas, mi hija Abi se levantaba temprano antes de que vaya a mi quimio y me maquillaba las cejas y me ponía linda, según ella yo estaba hermosa, ella me miraba con amor... Mis hijos son unos campeones, únicos, fuertes, acompañando a su mami siempre.

Creo que ante cualquier circunstancia uno debe sonreír, tratar de ser feliz, no importa si tenemos momentos tristes y difíciles, esos momentos o pruebas deben enseñarnos algo, debemos preguntarnos para qué y no por qué. Yo lo logré porque estoy rodeada de gente maravillosa, soy bendecida y muy amada por Dios.

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