“De momento, no se descarta ni se privilegia ninguna hipótesis”, aseguró el fiscal de Lyon, Nicolás Jacquet, quien precisó que detuvieron a un sospechoso que “se puede corresponder con la descripción dada por los primeros testigos”.
Las fuerzas de seguridad no encontraron con el detenido el arma utilizada probablemente en el ataque, una escopeta de cañones recortados. “Siguen haciéndose verificaciones sobre su posible implicación”, afirmó el fiscal.
Alrededor de las 16:00 (15:00 GMT) se oyeron dos disparos en la zona de esta iglesia helénica ortodoxa, situada en un barrio residencial de Lyon, que alertaron a los vecinos y agentes de la policía municipal.
“Se dieron cuenta de que un hombre estaba huyendo y descubrieron cerca de la puerta trasera de la iglesia a un hombre herido de bala que resultó ser el sacerdote del lugar de culto”, explicó la fiscalía. La fiscalía de Lyon también indicó que abrió una investigación por “asesinato” y dijo que estaba en contacto con la fiscalía nacional antiterrorista, pero esta de momento no se hizo cargo de la investigación.
Varias fuentes policiales pidieron “prudencia sobre las motivaciones de la agresión”.
El sacerdote “estaba cerrando su iglesia” durante el momento del ataque. Entonces, “no había ninguna ceremonia” dentro del templo y “el sacerdote no iba vestido con ropa sacerdotal”, informó una fuente cercana a la investigación.
Nikolaos Kakavelakis, de 52 años, recibió 2 disparos, en el hígado y a quemarropa, por los que tuvo que ser hospitalizado en un estado grave. AFP