Ella se aferra a la vida, relató su mamá, Lilian Insaurralde. “Y ahora está luchando, luchando por su vida. Es muy valiente, es muy fuerte. Yo ya le vi, ya hablé con ella. Es una campeona, realmente. Le admiro tanto, le amo tanto. Estoy tan orgullosa de cómo ella pelea y nunca se rinde”.
La obstrucción de las arterias del corazón que se presentó en Tatiana el año pasado se denomina enfermedad vascular del injerto –explicó el doctor Marcos Melgarejo, director del Instituto Nacional de Cardiología– y que representa “el fin de vida de un corazón trasplantado”.
En ese entonces, con una cirugía para la colocación de stent –tubo que permite mantener abiertos los vasos sanguíneos– logró mejorar su estado de salud, pero tras cinco meses volvió a presentarse el mismo cuadro por lo que se analizó una cirugía más compleja.
Sin embargo, durante la internación tuvo un paro, por lo que se optó por una cirugía menos invasiva: la colocación de stent. Tatiana ya despertó y sigue internada.
“Tati está estable, ya se despertó. Ahora le están empezando a hacer fisioterapia y todo lo que conlleva haber estado mucho tiempo dormida y en terapia intensiva”, contó ayer su madre. Ante este panorama los médicos analizan dos opciones: una cirugía o el retrasplante.
A 17 años del trasplante se presentan complicaciones. El promedio de calidad de vida es de 10 años, pero Tatiana sobrepasó la expectativa de vida, admite su madre Liliana.
“Realmente nosotros éramos muy conscientes de que el promedio iba a ser de 10 años. Ahora luego de 17, ya pasó mucho lo que generalmente es el promedio de las trasplantadas de corazón. Éramos conscientes de que alguna vez ella podía volver a necesitar porque cuando se hizo el trasplante ella era muy pequeña”.
Añadió: “Gracias a Dios, a todos los cuidados que ella recibió, a la buena atención médica que siempre tuvo y también al deporte, el deporte fue fundamental en su vida. Es lo que a ella le ayudó a prolongar muchísimo la necesidad de otro trasplante. Siete años más de lo que debería haber sido”.
Tatiana es Licenciada en Relaciones Internacionales, es golfista multipremiada. Ella sueña con seguir estudiando. Incluso, tiene planificado un posgrado en Italia para julio de este año.
“Ella seguía una vida bastante académica. Ella es licenciada en Relaciones Internacionales. Se estaba preparando para ir a la universidad en Padua, en Italia, para su posgrado. Y eso ya tenía programado para este julio. Pero bueno, esas son cosas que de repente escapan de nosotros. No es algo que estábamos ya esperando tan pronto”.
Liliana agradeció que muchas personas se acercaron a donar sangre para Tatiana. “Logramos juntar incluso un poquito de más, gracias a Dios. Yo creo que más adelante va a volver a necesitar”.
LISTA DE ESPERA. Milán López, de 5 años, y Luján, de 15 años, son dos pacientes pediátricos que aguardan a donantes de órganos que les permitan una oportunidad de vida.
Ambos están conectados al corazón artificial y aguardan a un donante de “corazón”. Los pacientes pediátricos están internados hace meses en el Hospital Pediátrico Niños de Acosta Ñu.
Milán vive conectado al corazón artificial hace seis meses. Luján cumplió cuatro meses conectada a la máquina. Ambos piden donantes altruistas.