Una historia con memoria. Para Gertopán, la trama de la novela está enfocada en los silencios. En los diferentes silencios, en aquel que utilizamos las personas como protección, en silencios donde retenemos dolores, historias pasadas, también en el silencio de las tumbas. En silencios que guardan secretos íntimos, familiares que nunca fueron ni son revelados, y que permanecen ocultos en un espacio dentro de nosotros mismos.
“En realidad, es una historia que nació en mi infancia y que tiene relación con un vínculo que tuve con un abuelo muy particular en muchos sentidos, sobre todo por su negación a hablar o mejor, a contar sobre su pasado. Y si bien fue un hombre cariñoso y dulce, con ideales políticos que defendía con pasión, a la vez era extrañamente silencioso y en esa aparente timidez guardaba una historia familiar que se negó a contar. Esa inquietud por conocer su vida la retuve por décadas, hasta que un acontecimiento imprevisto hizo que se despertara en mí aquella curiosidad, volviéndose una búsqueda obsesiva por encontrar el origen de la familia”, manifestó la autora.
Comentó que tomó la decisión de hablar sobre el tema cuando pudo revelar el misterio sin resolver que tenía entre manos. “La propia historia me convocaron, y luego de haber hallado lo que buscaba, aquello oculto, sentí la necesidad, el impulso de escribir esta novela, que no es la historia propiamente dicha de mi abuelo, sino inspirada en esa ausencia que se mantuvo viva y permanentemente en mí”, agregó.
Cabe mencionar que Gertopán utiliza en esta novela una técnica narrativa diferente, jugando con los tiempos, pasado y presente. También con un género narrativo nuevo para ella, coqueteando con el realismo mágico. “Eso me llevó un tiempo en el que tuve que estudiar a otros autores que sí han escrito novelas con este género literario”, resaltó.
Una respuesta al pasado. ¿En cuánto tiempo fue terminada la novela? Fue la consulta y la respuesta fue clara y rápida: La historia siempre estuvo ahí presente a lo largo del tiempo.
“Me encontraba escribiendo una novela sobre una relación de pareja, cuando se me presenta la oportunidad de escarbar, o mejor, rescatar el pasado, de recuperar la historia de mis antepasados, y es cuando de pronto recibo mensajes, informaciones, referencias; es ahí cuando tuve que decidir si dejar pasar o tomarlo... Bueno, yo preferí seguir mi intuición, dejarme llevar por los datos que sorpresivamente me llegaban”, recordó.
En ese momento, la escritora hizo sus maletas y viajó a Moldavia, un país en Europa Oriental, donde visitó el cementerio de la ciudad de Orhei, donde se halla la lápida de su bisabuelo y es ahí donde las respuestas completas se encontraban en sus manos.
“Una vez descubierto lo que había ido en busca y lo que por años necesitaba encontrar regresé, pero ya no retomé mi antigua novela, sino que me senté a escribir una nueva historia, la vida de José y la de Sara, mis personajes. Me llevó un año, pero de horas y días intensos en los que escribía compulsivamente”, resaltó, a la par de recalcar que su zona de confort es un estado, y ese estado es cuando escribe, a pesar de las dificultades.