La falta de presentador dejó mucho espacio que llenar en esta 91 edición de los Óscar y los productores se lanzaron sin miedo al mundo de la música, aprovechando además que una de las películas más populares de la temporada sea todo un canto de amor a un grupo mítico, Queen.
Aunque Bohemian Rhapsody llegará a la gala con cinco nominaciones, parece con pocas opciones de salir como triunfadora de la noche, por lo que la mayor expectación está en la actuación anunciada por la Academia de Hollywood de Queen junto a Adam Lambert, que no tardó en afirmar: “We will Rock the Oscars”. Pero no será la única presencia musical.
Lady Gaga, que cuenta en su exitosa carrera musical con nueve Grammy, es la gran favorita para hacerse con su primer Óscar, el de mejor canción por Shallow, el tema principal de A Star is Born, compuesto junto a Mark Ronson. Si la cantante no sube al escenario del Dolby Theater a recoger la estatuilla, será una enorme decepción para ella y la gran sorpresa de la noche.
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Si no gana ni en esa categoría ni en la de mejor actriz –donde tiene pocas posibilidades–, al menos tendrá el consuelo de haber pisado el escenario para interpretar la canción, tocando el piano y acompañada por Bradley Cooper, actor, director y ahora también cantante, como ha demostrado en A Star is Born.
¿Quién puede aguarle la noche? Otro triunfador de los Grammy –tiene 13–, Kendrick Lamar, y su All the Stars, el tema central de Black Panther. Aunque el rapero llega a los Óscar tras haberse ido (casi) de vacío de los Grammy, donde solo ganó uno de los ocho premios a los que optaba.
Hasta el momento, cuando solo faltan cuatro días para la gala, la Academia de Hollywood no ha confirmado oficialmente si, como se rumorea, Lamar y SZA interpretarán la canción en la noche del domingo.
La que sí cantará es Bette Midler, que llegará a los Óscar para robarle el protagonismo a Emily Blunt, que interpretó The Place Where Lost Things Go, en la película Mary Poppins Return. La academia ha preferido confiar en la veterana actriz y cantante (73 años) y ganadora de tres Grammy para defender una canción que no se acerca ni de lejos a la mítica Chim Chim Cher-ee, de la Mary Poppins original, que se llevó el Óscar en 1965.
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Además de Jennifer Hudson, ganadora de un Óscar y de dos Grammys, y que interpretará I’ll Fight, del documental RBG, tema que ella también canta en la cinta, aunque en las últimas semanas si algo ha mostrado en Twitter la actriz es su pasión por la música de Queen.
Seguro que Hudson estará contenta por el último anuncio de la academia, el de la actuación de Queen con Adam Lambert de vocalista en lugar del recordado y mitificado Freddy Mercury, que también podría subir al escenario a través de Rami Malek, mimetizado con el intérprete de Under pressure en Bohemian Rhapsody.
Más música la que ofrecerá el venezolano Gustavo Dudamel al frente de la Filarmónica de Los Ángeles, encargados de poner el fondo musical al apartado dedicado a recordar a los fallecidos del mundo del cine en 2018. Interpretarán The Journey Home, que podría referirse a la pieza compuesta por John Williams para Star Wars: The Force Awakens, pero la academia no lo ha precisado.
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Y en cuanto a las nominaciones a mejor banda sonora, todo apunta a la victoria, por segundo año consecutivo, del francés Alexandre Desplat. Tras ganar el año pasado por su trabajo en The Shape of Water, de Guillermo del Toro, en esta edición compite con la delicada partitura de Isle of Dogs, de Wes Anderson. Sería su tercer Óscar en cinco años, aunque aún está lejos de los cinco de John Williams o los nueve de Alfred Newman.
Su principal contrincante es el sueco Ludwig Goransson, que ya consiguió el Globo de Oro por la música de Black Panther, porque la composición de Mary Poppins Returns, de Marc Shaiman, no ha convencido a nadie, pese a estar en la lista de nominados que completa Terence Blanchard, por BlacKkKlansman, y Nicholas Britell, por If Beale Street Could Talk.
