Para la clase política este es un tema relevante, pero, al parecer, solamente cada cinco años cuando debe salir a recorrer las calles y lanzar promesas al viento. Exactamente como las que hizo el presidente que siendo candidato prometió 500.000 empleos y hasta guarderías que harían posible a las mujeres tener mayores oportunidades laborales. Santiago Peña se alejó bastante de sus promesas de campaña, y no solamente no ha creado empleos ni se ocupó de mejorar las condiciones para las mujeres sino que tampoco ha estado enfocado en los ingresos ni en la calidad del empleo.
Recapitulando debemos recordar que detrás de la recordación mundial del 1 de mayo están las deplorables condiciones que vivían los trabajadores hace 138 años. A finales del siglo XIX, los trabajadores norteamericanos debían soportar turnos de trabajo de 12 horas durante los siete días de la semana, los salarios eran bajos y no existían condiciones de seguridad e higiene; incluso los niños pequeños trabajaban en las fábricas soportando las mismas condiciones. Esto llevó a los trabajadores de Chicago a movilizar protestas en mayo de 1886, las que finalizaron con violencia y represión tras la explosión de una bomba que mató a policías. Entonces se detuvo a los líderes del movimiento obrero, cuatro de ellos fueron condenados a muerte y hasta hoy se los recuerda como los Mártires de Chicago.
Lamentablemente, más de cien años después y pese a los derechos conquistados, todavía hay situaciones que no dignifican a los trabajadores. Hablamos de extensas jornadas laborales, de la informalidad, del alto porcentaje que no podrá optar por una jubilación, y como a finales del siglo XIX, las mujeres y la juventud presentan las peores condiciones laborales. En este último punto, se debe recalcar la tremenda hipocresía del discurso que ensalza a la juventud como el futuro y a la mujer paraguaya como la más gloriosa cuando en la realidad estos dos segmentos de la población deben soportar la enorme precariedad laboral.
La Organización Internacional del Trabajo, OIT, señala su preocupación en un informe y dice que la tasa de desempleo mundial aumentará en 2024, mientras que las crecientes desigualdades sociales son motivo de preocupación.
“El descenso del nivel de vida y la escasa productividad, combinados con una inflación persistente, crean las condiciones para una mayor desigualdad y socavan los esfuerzos por alcanzar la justicia social. Y sin una mayor justicia social nunca tendremos una recuperación sostenible”.
Este 1 de mayo, las centrales sindicales de nuestro país presentarán sus reclamos por la falta de empleo, salario digno, falta de acceso a la seguridad social, despidos injustificados y control de precios de la canasta básica. Señalan su preocupación por los despidos masivos, que según estimaciones de las organizaciones, en los tres primeros meses del año llegarían a los 10.000 trabajadores que quedaron sin empleos. Asimismo cuestionan un tema muy sensible para la población, el índice de precios al consumidor (IPC), que mide la inflación mensual, que para los sindicalistas no refleja, en absoluto, la realidad de la gente.
Necesitamos que las autoridades se ocupen de cumplir sus promesas, porque es bien sabido que el trabajo es la fuente de ingresos más importante para las personas; si tienen trabajo pueden acceder a la seguridad social, servicios de salud y una jubilación en la vejez. El trabajo es necesario para que la población pueda tener bienestar y calidad de vida.