SAN FRANCISCO - EEUU
Coral Fairchild, de 13 años, aprovecha las ventajas de Snapchat para comunicarse con sus amigos en internet: manda fotos cómicas, con bigote o burbujas, gracias a funciones que le ofrece esta aplicación. ¿El mensaje resulta demasiado tonto? No importa, en unos segundos desaparecerá.
“Uno se puede tomar un ‘selfie’ (autorretrato con un teléfono inteligente) y personalizarlo como una princesa o un unicornio o lo que quiera”, explica esta adolescente de California (oeste de Estados Unidos). “Es solo una forma más divertida de comunicarse”.
Snapchat lanzó en 2011 la primera versión de una aplicación que permite enviar fotos o videos cortos que se autodestruyen a los 10 segundos (o menos) después de haber sido vistos.
La compañía californiana estuvo en las noticias hace poco, cuando el diario The Wall Street Journal informó que había rechazado una oferta de compra de Facebook, la red social más grande del mundo, por 3.000 millones de dólares. Sus fundadores parecen considerar que vale mucho más.
Gran tráfico. Según reportes de prensa, Snapchat envía diariamente 400 millones de fotos o videos, una cifra que contabiliza el número de veces que fueron vistos por sus destinatarios, por lo que podría contar varias veces el mismo mensaje.
El servicio, destinado a los usuarios de dispositivos móviles, como teléfonos inteligentes o tabletas, atrajo en especial a los adolescentes, un objetivo prioritario para las redes sociales.
Esta popularidad puede hacer temer que la aplicación ofrezca a los jóvenes una falsa sensación de seguridad al enviar fotos de riesgo o al hacer “sexting”. Pero no hay pruebas de que así sea, aseguran expertos. “No hay evidencia de que Snapchat sea usado de manera más imprudente que otro servicio de mensajería”, dice Matthew Johnson, de la ONG canadiense de educación digital MediaSmarts. “En general, los instintos de los jóvenes son muy buenos y en muchos aspectos gestionan los aspectos sociales y emocionales de estas tecnologías mucho mejor de lo que nos imaginamos”.
mensajes efímeros. Las conversaciones basadas en mensajes efímeros también reducen los malentendidos mediante la adición de señales visuales, ausentes en correos electrónicos o mensajes de texto tradicionales, destaca Johnson.
“Muchos adultos pueden leer un correo electrónico y no saber si la persona que lo envió está enojada o es sarcástica”, señala. “Al rechazar un mensaje de texto, donde el número de caracteres que se utilizan es limitado y los intercambios muy rápidos, siempre hay un riesgo de que algo estalle porque alguien fue malentendido”.
Además de las fotos en las que se ve la expresión de la gente, el mero hecho de usar Snapchat da a entender que el mensaje que se está enviando no es algo muy en serio, dice Johnson. “En el fondo, Snapchat es un gran Smiley”.
Para Nathan Jurgenson, el sociólogo de Snapchat, el servicio es el destino natural para que las fotos no vuelvan a acechar al remitente.