Las imágenes muestran a dos hermanitos que se llenaron de pintura por todo el cuerpo y fueron sorprendidos por su padre.
Al ver la travesura de sus hijos, el hombre intenta regañarlos al decirles que se metieron en un grave problema y les pide explicación, mientras les graba.
Pero las sinceras respuestas de los pequeños y la actitud ante el regaño hacen que el padre no se contenga y empiece a reír, para luego quedar como una anécdota familiar debido a la ternura de ambos.
Los niños reconocen su culpa y relatan cómo se mancharon con pintura desde el pie hasta el pelo y, como castigo, aceptan quedarse sin jugo por la noche.